Hatice:(bajando el cuchillo aunque sin soltarlo) Mis oídos pueden haber sido engañados por la malicia de otros. Pero ten presente, Majestad, que no toleraré ninguna amenaza contra mi hermano.
Fahad asintió con seriedad, reconociendo la gravedad de la situación.
Fahad:Entiendo tu preocupación, Sultana. Y lamento que nuestras interacciones hayan llevado a este malentendido. Mi respeto por el sultán Suleiman es genuino, al igual que mi respeto por ti.
Hatice, aún cautelosa, permitió que la idea de un Fahad que no amenazaba a su hermano penetrara su mente,entonces decidió darse la vuelta para marcharse de la habitación, en ese momento Fahad abrazo a la Sultana con rapidez tomándola por sorpresa.
Fahad:(susurrando al oído de Hatice) Sultana, no soy tu enemigo. (Sus manos recorren con suavidad la cintura de Hatice).
El abrazo de Fahad era firme pero no amenazador, buscando transmitir un sentido de seguridad. Hatice, aún con la tensión en sus hombros, comenzó a relajarse gradualmente. El cuchillo quedó olvidado en el suelo mientras ella permitía que la presencia de Fahad disipara el miedo que había provocado momentos antes.
Fahad:Entiendo que las palabras se las lleva el viento, pero te juro por mi posición como sha que no tengo ningún interés en hacerle daño a Suleiman. (Sus dedos se entrelazan suavemente con los de Hatice).
Hatice, con una mezcla de escepticismo y curiosidad, se volvió para enfrentar a Fahad. Sus miradas se encontraron, y en ese instante, se forjó una conexión singular.
Hatice: (con cautela) ¿Por qué debería creerte? He escuchado rumores en el palacio, y todos apuntan a que tus intenciones no son tan inocentes. (El roce de las manos de Fahad en las de Hatice se intensifica, creando una sensación de proximidad).
Fahad: (con convicción) Escucha, Sultana, entiendo que los eventos recientes hayan sembrado desconfianza en tu corazón, pero juré proteger a aquellos que valoro. Incluyéndote a ti y a tu hermano. (Su pulgar acaricia suavemente el dorso de la mano de Hatice).
El ambiente se llenó de un silencio tenso, interrumpido solo por el susurro de la brisa nocturna. Hatice, sin apartar la mirada de Fahad, buscaba respuestas en sus ojos.
Hatice:(con cautela) Entonces, ¿por qué esta fachada de desprecio hacia los otomanos? (El contacto entre sus cuerpos se intensifica ligeramente).
Fahad: (sonriendo levemente) No es desprecio, es precaución. Mi pueblo espera que defienda nuestros intereses, pero eso no significa que yo desee un conflicto. Hay formas más pacíficas de lograr la armonía entre nuestros imperios. (Su otra mano se posa con suavidad en la cintura de Hatice).
La mano de Fahad acarició suavemente el brazo de la sultana como un gesto de complicidad. Una chispa de entendimiento brilló en los ojos de Hatice, aunque la incertidumbre aún persistía.
Hatice: (susurrando) No obstante, Fahad, las palabras pueden ser dulces pero vacías. Quiero hechos que respalden tus promesas. (Se da cuenta de la cercanía física, lo que la toma por sorpresa, pero no se aparta).
Fahad:(con sinceridad) Entiendo tu escepticismo, Sultana. Permíteme demostrarte que mis palabras no son huecas. (El calor de su mano en la cintura de Hatice se intensifica ligeramente, transmitiendo una sensación de protección).
Hatice se sintió abrumada por la cercanía de Fahad, pero a la vez, una sensación reconfortante la envolvía. A pesar de sus reservas, algo en la presencia del sha la hacía bajar la guardia.
Hatice: (susurrando, con una mezcla de duda y anhelo) ¿Y cómo planeas hacerlo? (Su voz temblaba ligeramente, reflejando la complejidad de sus emociones).
La mano de Fahad acarició suavemente el rostro de Hatice, sus dedos trazando líneas invisibles sobre su piel. El gesto era gentil, casi amoroso, y Hatice se vio cautivada por la ternura en los ojos del sha.
Fahad: (con determinación) Con acciones, Sultana. Con compromiso y cooperación. Si permites que mi pueblo y el tuyo trabajen juntos en armonía, verás que mis intenciones son genuinas. (Su pulgar borra suavemente una lágrima solitaria que se desliza por la mejilla de Hatice).
El corazón de Hatice latía con fuerza, debatiéndose entre la desconfianza y el deseo de creer en Fahad. Su mente estaba nublada por la incertidumbre, pero su cuerpo respondía al toque del sha .
Una mezcla de nerviosismo y atracción. La cercanía de Fahad la envolvía en una especie de hechizo, haciéndola olvidar momentáneamente sus preocupaciones y temores.
Hatice: (con voz entrecortada) ¿Cómo puedo confiar en ti, Fahad? Mi hermano confía en mí para proteger a su imperio y a su familia. No puedo permitir que nada ni nadie ponga en peligro eso.
Fahad acarició suavemente el cabello de Hatice, buscando calmarla con gestos cariñosos.
Fahad:(mirando a los ojos de Hatice) Comprende, Sultana, que mi deseo de unir nuestros destinos no es solo por motivos políticos. Como por ejemplo Mahidevran es lo más importante para mí y ella se a unido a suleman eso fue lo que ayudó a disminuir las tensiones pero todavía queda mucho trabajo para unir los imperios, yo creo que tu compañía sería un lazo eterno entre nuestros imperios.
Hatice: (escéptica) ¿Crees que mi presencia puede garantizar esa unión? Las alianzas son frágiles, y mi hermano no cederá fácilmente.
Fahad (serio) No subestimes el poder de los lazos familiares, Hatice. Mahidevran y yo compartimos la sangre de nuestra dinastía, y tu unión conmigo fortalecería esos lazos. La estabilidad entre nuestros imperios dependerá de la armonía que podamos construir juntos.
Hatice reflexionó sobre las palabras de Fahad, sintiendo que, de alguna manera, había verdad en su argumento. La idea de ser un puente entre dos mundos la intrigaba, aunque su lealtad hacia su hermano seguía siendo su principal consideración.
Hatice: (pensativa) Necesito tiempo para considerar tu propuesta, Fahad. Mi deber es con mi hermano y mi pueblo. No puedo tomar decisiones apresuradas.
Fahad asintió, respetando la postura de Hatice.
Fahad:Tomate todo el tiempo que necesites, Sultana. Estaré aquí para discutirlo cuando estés lista.
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Yo soy Mahidevran
Historical FictionEn donde mahidevran es una shahzadeh (princesa) de el gran imperio de Persa.El matrimonio de la shahzadeh Mahidevran con el principe Suleiman fue la mejor manera de terminar con la guerra de los otomanos y los persas. En esta historia Mahidevran d...