La nueva favorita

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Hurrem se sumergió en el juego con Mustafa y Raziye, dejando que su risa infantil llenara el jardín del palacio. Con una sonrisa radiante, levantó a Mustafa en el aire, provocando risitas de alegría en el pequeño. Luego, con cuidado, lo depositó en el suelo y lo persiguió mientras él gateaba con entusiasmo, animándolo con palmaditas y palabras dulces.

Raziye, la pequeña traviesa, se unió al juego con su risa cristalina y sus movimientos juguetones. Hurrem la levantó en brazos y la balanceó suavemente, haciéndola reír aún más. Después, la dejó en el suelo y la observó mientras exploraba su entorno con curiosidad, tocando todo lo que encontraba a su paso.

Entre risas y juegos, Hurrem compartía momentos preciosos con los niños, sumergiéndose en el mundo de la inocencia y la alegría. Los pequeños respondían a su amor y cuidado con risas y sonrisas, creando un vínculo especial entre ellos que llenaba el corazón de Hurrem de felicidad y gratitud.

 Los pequeños respondían a su amor y cuidado con risas y sonrisas, creando un vínculo especial entre ellos que llenaba el corazón de Hurrem de felicidad y gratitud

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Halime, con una sonrisa amorosa, llamó la atención de Hurrem mientras jugaba con Mustafa y Raziye.

Halime: Hurrem, espera un momento. Hay algo que necesito decirte.

Hurrem, con curiosidad, se acercó a Halime, sus ojos brillando con interés.

Hurrem: ¿Qué pasa, Halime?

Halime le tomó suavemente la mano a Hurrem, transmitiéndole una sensación de calidez y complicidad.

Halime: Querida, sé que estás emocionada con los niños, pero hay algo que necesito recordarte. Tú también estás esperando un bebé. No corras demasiado, cuídate a ti misma y al bebé que llevas en tu vientre.

Hurrem asintió con gratitud, sintiendo el afecto sincero de Halime.

Hurrem asintió con gratitud, sintiendo el afecto sincero de Halime

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Hurrem:Tienes razón, Halime. A veces me dejo llevar por la emoción de jugar con los niños. Gracias por recordármelo.

Halime: Somos más fuertes juntas, Hurrem. Nosotras tres y nuestros pequeños ángeles formamos un equipo imparable.

Mahidevran sonrió mientras observaba a las criadas del patio jugar con Mustafa y Raziye, disfrutando de su inocencia y alegría. Llamó a Hurrem y Halime para que se acercaran a la mesa para comer, y mientras compartían la comida, surgieron risas y conversaciones.

Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora