Sentencia

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Mahidevran tenia en sus brazos a kosem , su hija de apenas unos meses de nacida. La niña habia estado tranquila casi toda la mañana , pero con los gritos que se escuchaban fuera de los aposentos de la regente , se despertó y empezó a llorar esto enfureció a la Sultana.  A la pequeña le costaba dormir . Era una niña muy inquieta y las doctoras estaban convencidas de que le faltaba calma para poder conciliar el sueño . Por eso cuando conseguía que la niña se durmiera la encolerizaba que la despertaban más si eran a causa de los gritos.Decidio acunar a la niña y pedir que las criadas la antedieran posteriormente salió de sus aposentos decidía a acabar con  cualquier inconveniente que amenaze con arrinar la mañana con sus hijos..El ruido provenía del pasillo posterior a los aposentos inavitados de la madre sultana. Ahí se encontraba firuze peleando a gritos con unas criadas estas tan pronto se dieron cuenta de la presencia de Mahidevran hicieron reverencia y guardaron un absoluto silencio.

 Ahí se encontraba firuze peleando a gritos con unas criadas estas tan pronto se dieron cuenta de la presencia de Mahidevran hicieron reverencia y guardaron un absoluto silencio

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Firuze se puso pálida como si ubiera visto a un fantasma: Que que haces aquí,  tu no deberías que

Mahidevran sería: al parecer no te enteraste de mi recuperación , aquí estoy pero no hablemos de mi, quiero saber por qué estaban peleando.

Mahidevran sería: al parecer no te enteraste de mi recuperación , aquí estoy pero no hablemos de mi, quiero saber por qué estaban peleando

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Mahidevran avanzó con paso firme por el pasillo mientras las criadas abrían espacio a su paso. Firuze permanecía inmóvil, paralizada ante la presencia imponente de Mahidevran, cuyos ojos ardían con la misma intensidad que cuando defendía su lugar en la corte. La Sultana llevaba consigo un aura de autoridad recuperada; su figura, erguida y segura, parecía capaz de aplastar cualquier resistencia con una sola mirada.

Criada: mi sultana lo que pasa es que la señorita Firuze no nos arreglar los aposentos de las favoritas.

Firuze, aún pálida, trató de recomponerse, pero la tensión se reflejaba en cada uno de sus gestos. Sus labios temblaban levemente mientras intentaba hablar, sus manos se entrelazaban con nerviosismo. Mahidevran la miró, levantando una ceja con una mezcla de impaciencia y desdén.

—Firuze, dime, ¿acaso el Sultán te ha nombrado Sultana oficialmente? —preguntó Mahidevran con tono afilado, enfatizando la palabra "oficialmente".

Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora