Miedo

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"¿Quién eres tú?" preguntó Mahidevran con una mezcla de intriga y cautela.

La mujer sonrió con calidez, aunque había un aire de misterio en su mirada. "Soy alguien que ha vivido lo suficiente como para comprender el peso de las preocupaciones y los secretos que llevamos en nuestros corazones", respondió en tono enigmático.

Mahidevran se sintió intrigada por las palabras de la mujer. "¿Qué es lo que crees que atormenta mi corazón?" preguntó con curiosidad, pero también con una pizca de esperanza de encontrar respuestas a sus propias inquietudes.

La mujer mayor se acercó un poco más y tomó suavemente las manos de Mahidevran. "He visto el dolor y la confusión en tus ojos, mi señora. Sé que hay algo que te preocupa profundamente, algo que te pesa el alma. Estoy aquí para ofrecerte mi ayuda, si estás dispuesta a aceptarla."

Mahidevran se sintió tentada por la oferta de la mujer, aunque seguía siendo cautelosa. "¿Qué tipo de ayuda puedes ofrecerme?" preguntó con una mezcla de esperanza y escepticismo.

 "¿Qué tipo de ayuda puedes ofrecerme?" preguntó con una mezcla de esperanza y escepticismo

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La mujer sonrió con ternura. "La clase de ayuda que viene de escuchar y comprender", respondió. "A veces, solo hablar de nuestras preocupaciones puede aliviar el peso que llevamos. Estoy aquí para escucharte, si estás dispuesta a confiar en mí."

Mahidevran reflexionó por un momento, sintiendo una mezcla de incertidumbre y curiosidad. Finalmente, asintió lentamente. "Está bien", dijo con determinación. "Hablemos".

Mahidevran escuchaba atentamente las palabras de la anciana, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza ante la mención de su sueño y las palabras sobre el futuro.

"¿El futuro?" repitió Mahidevran, buscando entender lo que la mujer quería decir. "¿Qué tiene que ver el sueño con el futuro?"

La anciana asintió con seriedad. "El sueño que te atormenta, mi señora, es una visión de lo que está por venir. Es una advertencia, una señal de lo que podría suceder si no tomas medidas para cambiar el curso de los eventos."

Mahidevran se estremeció ante la idea de que su sueño pudiera ser una visión del futuro. "Pero, ¿cómo puedo cambiar el destino?" preguntó con voz temblorosa. "¿Y qué tiene que ver Suleiman con todo esto?"

La anciana miró a Mahidevran con seriedad, sosteniendo su mirada con la suya. "Mustafa será el sultán del pueblo", dijo con firmeza. "Él está destinado a liderar con sabiduría y compasión, a ser un faro de esperanza para nuestro pueblo. Pero Suleiman... Suleiman teme lo que esto podría significar para su propio poder".

Mahidevran frunció el ceño, sintiendo una mezcla de incredulidad y comprensión. "¿Suleiman tiene miedo de su propio hijo?"

La anciana asintió lentamente. "Suleiman es un hombre poderoso, pero también es un hombre con miedo. Miedo de ser superado, de ser eclipsado por la grandeza de su propio hijo. Y en su miedo, está dispuesto a hacer cosas terribles".

Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora