Moririas por mi

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Aunque Mahidevran había sido nombrada regente del imperio, no podía dejar de lado su papel como haseki, la principal consorte del sultán. A pesar de su posición de poder, todavía debía mantener las apariencias.

Durante el día, Mahidevran se dedicaba a asuntos de estado, tomando decisiones importantes y supervisando la administración del imperio. Sin embargo, por algunas noches, regresaba para estar con Suleiman, compartiendo su lecho como lo exigía su posición como haseki.

A pesar de sus diferencias y conflictos internos, Mahidevran entendía la importancia de mantener la estabilidad en la corte. Por eso, aunque su corazón anhelaba autonomía, seguía desempeñando su papel con gracia y elegancia.

Cada noche, al acercarse al lecho de Suleiman, Mahidevran recordaba su verdadero propósito: proteger a su familia y al imperio. Aunque su corazón anhelaba más, sabía que debía mantener la calma y esperar el momento adecuado para actuar según sus propios deseos.
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En el palacio, la cena transcurrió en un silencio pesado, donde cada bocado servía como un recordatorio de las tensiones no resueltas entre Mahidevran y Suleiman. Las palabras del sultán resonaban en la habitación, desafiando a Mahidevran a enfrentar una pregunta difícil.

 Las palabras del sultán resonaban en la habitación, desafiando a Mahidevran a enfrentar una pregunta difícil

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Suleiman: ¿Morirías por mí?

Mahidevran: ¿Morir por ti? .Sus palabras se quedaron suspendidas en el aire mientras intentaba encontrar una respuesta. Ya no soy la misma mujer que era antes, Suleiman. No sé si puedo responder a eso.

Suleiman: Es una simple pregunta, Mahidevran. ¿Lo harías o no?

Mahidevran: No puedes esperar que mi amor y lealtad se midan de esa manera, Suleiman. Ya no soy solo tu haseki, soy la regente de este imperio, la madre de tus hijos.

Suleiman: Pero antes de ser regente, eras mi haseki, mi amada. ¿Dónde está ese amor ahora?

Mahidevran: El amor ha cambiado, Suleiman

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Mahidevran: El amor ha cambiado, Suleiman. Ha evolucionado con el tiempo y las circunstancias. No puedo prometer lo que no sé si puedo cumplir.

Suleiman: Entonces, ¿no harías nada por mí?

Mahidevran: No se trata de eso, Suleiman. Se trata de lo que estoy dispuesta a hacer por mis hijos, por mi familia. Ya no puedo sacrificar todo por ti.

Suleiman: ¿Qué quieres decir con eso?

Mahidevran: Significa que si alguna vez tengo que elegir entre mi amor por ti y mi deber como madre y regente, no dudaré en escoger lo segundo.

Mahidevran: Significa que si alguna vez tengo que elegir entre mi amor por ti y mi deber como madre y regente, no dudaré en escoger lo segundo

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Suleiman: Eso es un ultimátum, Mahidevran. En tono serio y algo enojado

Mahidevran: No, Suleiman, es una realidad

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Mahidevran: No, Suleiman, es una realidad. Mi prioridad ahora son nuestros hijos y el futuro de este imperio. Si eso significa renunciar a mi amor por ti, que así sea.

Las palabras resonaron en la habitación, cargadas de emoción y determinación. Mahidevran había hablado con la fuerza de su corazón, dejando claro que ya no era la misma mujer que una vez había sido. Su amor por Suleiman había sido eclipsado por su deber y su lealtad a su familia.

Mahidevran se sintió desafiada por la pregunta. "No soy como las demás", respondió con firmeza. "No soy una simple concubina. Soy tu haseki, pero también soy mucho más. Soy la hija de un gran sha, la hermana de un imperio poderoso. No me compares con las demás. No soy como ellas".

Suleiman :eres mi esposa y deberías dar la vida por mi,si hurrem estuviera en tu posición no dudes, ella me diría que si, no tengo ninguna duda.

La tensión en la habitación aumentó a medida que Mahidevran expresaba su descontento. "No me importa tu comparación", continuó. "Soy una mujer libre, y mi lealtad no se gana con pruebas de amor. Mi amor y mi lealtad son hacia mi familia, hacia mis hijos, y hacia mi tierra natal".

Mahidevran: Si haci mides tu el amor dime, ¿Morirías por mí? - preguntó, devolviéndole el frasco de veneno.

Suleiman: No puedo. Soy el sultán del mundo, Mahidevran. Mi deber es con mi pueblo, con mi imperio. Mi vida no es mía para dar.

Mahidevran: ¿Tu vida no es tuya para dar? Entonces, ¿por que soy diferente a ti?, vez estamos en la misma poción.

Suleiman: yo cuidaría a nuestros hijos Mahidevran

Mahidevran: pero cuidarias al imperio de la furia del sha,  sin decir más Mahidevran se retira de los aposentos del Sultán

Mahidevran: pero cuidarias al imperio de la furia del sha,  sin decir más Mahidevran se retira de los aposentos del Sultán

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