La estrella de persia a regresado

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Mahidevran:(sintiendo un mal presentimiento) ¿Qué pasa, Gulza? ¿Por qué me necesitan con tanta urgencia?

Gulza: mi princesa La madre sultana te está esperando en la sala del trono. Dice que es algo urgente.

Mahidevran: (preocupada) De acuerdo, iré de inmediato.

Mahidevran se levantó rápidamente y se dirigió a la sala del trono con determinación, preparada para cualquier cosa

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Mahidevran se levantó rápidamente y se dirigió a la sala del trono con determinación, preparada para cualquier cosa. Al entrar, se encontró con la madre sultana sentada en el trono de Fahad, lo que la llenó de furia y sentía como su sangre empezaba a hervir.

Mahidevran:(con voz firme) Madre sultana, sal del trono de mi hermano. No toleraré que usurpes su lugar.

Madre Sultana: ¿Cómo te atreves a hablarme así? Soy la madre de la esposa del sha, merezco estar aquí.

Mahidevran: (acercándose con determinación) Soy la hermana del sha y la que esta acargo del imperio en su ausencia

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Mahidevran: (acercándose con determinación) Soy la hermana del sha y la que esta acargo del imperio en su ausencia. Este trono no te pertenece ni si quiera deberías entrar en este lugar sin mi autorización.

 Este trono no te pertenece ni si quiera deberías entrar en este lugar sin mi autorización

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Madre Sultana: (con desdén) Nunca supiste cuál era tu lugar, niña. Ni en Manisa ni en Estambul.

Mahidevran: (sosteniendo la mirada de la madre sultana) En Manisa, fui la promesa de paz. En Estambul, soy la regente del sultán. Pero aquí, en Persia, soy la autoridad suprema. El poder y la última palabra son míos.

La tensión en la sala era palpable mientras las dos mujeres se enfrentaban, cada una aferrada a su posición de poder. Las palabras de Mahidevran resonaron en la sala, llenas de determinación y fuerza. La madre sultana se dio cuenta de que no podía competir con la determinación de Mahidevran, y con un gesto de derrota, abandonó el trono de Fahad.

Madre Sultana: (con un tono desafiante se hacerca rápidamente ): No tienes el derecho de hablarme así. Soy la madre sultana, y merezco respeto.

Mahidevran:manteniendo la calma, pero con determinación) Te advierto que tus acciones deben ser limitadas aquí

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Mahidevran:manteniendo la calma, pero con determinación) Te advierto que tus acciones deben ser limitadas aquí. En Estambul, eres la madre sultana, pero en Persia, eres simplemente una visitante. En cambio, yo soy la estrella de Persia .

La madre sultana fulminó a Mahidevran con la mirada, su rostro enrojecido por la ira

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La madre sultana fulminó a Mahidevran con la mirada, su rostro enrojecido por la ira. Sin embargo, la mirada tranquila y firme de Mahidevran la hizo retroceder, consciente de que no podía igualar su determinación.

Madre Sultana:(apretando los puños) ¡No me subestimes, niña! Mi hijo es el sultán, y yo tengo influencia en ambos imperios.

Mahidevran:(con frialdad) No subestimo tu influencia, pero tampoco permitiré que interfieras en los asuntos de Persia. Este es mi dominio, y haré lo que sea necesario para protegerlo.

La sala resonó con la tensión mientras las dos mujeres se enfrentaban, cada una luchando por afirmar su autoridad. Finalmente, la madre sultana cedió, reconociendo la firmeza de Mahidevran. Con un gesto de rendición, se dio la vuelta y abandonó la sala, dejando a Mahidevran en su trono.

Mahidevran:(observando su partida) Que así sea. Persia permanecerá bajo mi guía, y no permitiré que nadie se interponga en mi camino.Mucho menos que una arpía como tu lo dañe

Mahidevran se quedó sola en la sala del trono, sintiendo el peso de su responsabilidad sobre sus hombros

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Mahidevran se quedó sola en la sala del trono, sintiendo el peso de su responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que había ganado esta batalla, pero también era consciente de que enfrentaría muchos más desafíos en el futuro.

Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora