Capítulo 5.

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Jade

No voy a negar que cambiar a mi forma lobuna no dolió, porque sentí como se me rompía cada hueso para poder adaptarse de nuevo.

Todos me miran como si fuese un ser de otro planeta, yo solo me veo mis patas blancas como la nieve.

Al levantar la cabeza, veo que se acercan las demás y tocan mi pelaje. Me encanta la sensación y un ronroneo se escapa de mi garganta. Noto que el Alfa le dice a Alex que no se acerque. En mi forma lobuna escucho mucho mejor, tengo la vista mejorada y me siento más fuerte.

Cuando vuelvo a mi forma, sé que viene el rechazo. Lo he sentido todo el día, así que creo que estoy preparada. Todos me miran con una sonrisa. Todos menos Kenzo, él me mira como si fuese una cualquiera.

—Volvamos a casa, pequeña. Ha sido un día largo — habla mi hermano, pero soy incapaz de moverme. Estoy esperando que Alfa haga lo suyo.

Siempre ha sido frío, con esa mirada helada, pero hoy... esta noche es diferente. No lo reconozco.

—Hay que hacer algo antes — les digo.

Todos se miran entre sí, pero nana es la única que se da cuenta de lo que quiero decir y me da una sonrisa triste.

—¿Qué quieres hacer, cariño? — pregunta mi tía.

—Soy la mate de Alfa, pero sé que él no me quiere como tal. Así que acabemos con esto de una vez.

—No digas tonterías, mi niña. Serás una Luna estupenda. Vamos, tienes que descansar — insiste, pero niego con la cabeza.

—Estás aquí para rechazarme, entonces hazlo ya. Necesito acabar con esto — intento que la voz no me falle pero lo hace con la última palabra. No voy a darle el gusto de verme caer y llorar.

Él solo me mira con indiferencia de brazos cruzados.

—Yo, Kenzo Parker, Alfa de la manada White Moon, te rechazo a ti, Jade Brown, como mi mate y Luna de mi manada.

Puedo sentir como mi corazón se rompe en pedazos, como me debilito y mi loba aulla dentro de mí, sintiendo mi dolor y la pérdida de nuestro destinado y compañero mientras él solo me mira con indiferencia.

—Yo, Jade Brown, de la manada White Moon, acepto tu rechazo como mate y Luna.

Mi cuerpo tiembla, el corazón me late como loco y un dolor insoportable se hace presente en mi cabeza. Siento que voy a caer de rodillas delante de él, pero no. Mi madre no dió a luz a una mujer débil.

—¿Por qué has hecho eso, Kenzo? Te vas a arrepentir — le grita mi tía.

Yo solo comienzo a caminar para llegar a casa. Necesito dormir, me siento muy cansada y el insoportable dolor en mi pecho se hace cada vez más profundo.

Me pregunto si él sentirá lo mismo, pero viendo como me miraba, sé la respuesta. Dejo atrás a todos, escuchando como me llaman, pero no me doy la vuelta y camino con seguridad hacia mi casa. Necesito poner distancia con él.

No quiero a nadie, quien se supone que tenía que quererme me acaba de rechazar.

Cuando llego a mi habitación voy directa a la ducha. Ni ganas tengo de un baño relajante. Al salir solo me pongo mi roja interior.

—Lo siento mucho, Frodi. Siento no ser suficiente para nuestro mate.

—No es tu culpa, mi niña. Tranquila, Diosa Luna sabe como hacer las cosas — me calma pero no logra quitarme la tristeza y el dolor que siento en el pecho.

Toco la almohada y lloro hasta quedarme dormida.

Al día siguiente ya es domingo, no salgo de mi habitación para nada, ni siquiera como en todo el día y apenas me levanto para asearme.

Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora