Este extra transcurre un año y medio después del nacimiento de los mellizos.
Sombra
—¡No! — gruño cuando de nuevo la tiro al suelo y pongo mis patas a los lados de su cabeza.
Gimotea, pasando sus patas por su hocico. No quiero hablarle así, pero no me escucha y no está atenta a lo que le digo. Llevamos más de una hora con lo mismo y aún no lo entiende.
—No me hables así — se remueve en el suelo para que me quite y la complazco —. No quiero seguir entrenando, estoy cansada y nos queda muy poco tiempo.
Resoplo, dejando que se estire y camine a mi alrededor. Tiene que seguir entrenado, le guste o no, ya que debe estar preparada para todo. Lo que pasó con Ulrich en la pelea hace unos años, fue suerte. Ella nunca luchó contra nadie, no entrenó, ni siquiera tenía experiencia en correr por el bosque.
—Una vez más y seguiremos otro día — declaro, haciendo que se ponga en posición y me muestre los dientes. Esa es mi Luna.
—Nuestra — gruñe Kenzo.
—No vayáis a empezar — nos regaña Jade y gruño por lo bajo antes de cortar el link con el idiota de Kenzo.
Se inclina sobre sus patas delanteras mientras yo me quedo observándola, dejándola creer que puede atacarme desprevenido. Es rápida, ágil y tiene buenos reflejos, pero no ha podido vencerme aún, y le queda mucho por aprender. No puede lanzar mordiscos al cuello como si nada, no siempre funciona esa técnica.
—Toma impulso con tus patas traseras — le hablo cuando veo que se va a lanzar hacia mí.
Me aparto hacia la derecha cuando se impulsa y golpeo su lomo con mi hocico. Gimotea, la muy mentirosa gimotea, cuando ni siquiera le he dado fuerte, ha sido solo un roce para que siga avanzando.
—Y ahora me maltratas — lloriquea, tirada en el suelo, y me siento a esperar a que se le pase el berrinche —. Me voy a buscar un Alfa que me quiera y me de amor...
En un segundo estoy sobre ella, gruñendo sobre su cara, pasando mi hocico por todo su pelaje. Ella es mía y nadie jamás la tendrá. Su aroma está mezclado con el mío y nadie se atrevería a mirarla siquiera.
—No juegues con esas cosas, mi Luna — contengo la rabia que se intenta apoderar de mí.
No hay nada peor para un Alfa que su Luna le diga que buscará a otro. Sé que sólo lo hace bromeando, pero de solo pensar que alguien más la toca, la complace o la tiene, me vuelve loco. Me pone mal. Me desquicia la idea de pensar en ella con otro lobo asqueroso.
—Entonces no me hagas entrenar más — se da la vuelta en el suelo, levantándose sobre sus patas traseras, y frotándose contra mí —. Pronto caerá la noche.
Ronroneo, dejándola ahí para poder olfatearla al completo. Dejaremos el entrenamiento para otro día, de todas formas me tiene a mí para defenderla. Nadie la tocará mientras yo viva. Ahora podemos disfrutar nuestro día antes de que los humanos tomen el control.
—Eres muy consentida, Afrodita — paso mi hocico por su vulva, volviendo a su cuerpo y subiendo a su cuello —. Y me encanta consentirte, amarte y hacerte mía en nuestro bosque.
Controlo el impulso de subirme a ella cuando noto el olor de su excitación. Siempre que salimos la hago mía, y hacía mucho que no nos veíamos. Le tengo muchas ganas a mi Luna y hoy es el día. Tenía pensado hacerlo más tarde, pero ninguno de los dos aguantamos más.
—Te amo mucho, mi lobito — ronronea cuando vuelvo atrás y la monto. El placer es inmediato, enloquecedor.
Han pasado años y sigue siendo igual que la primera vez. Hacer el amor con mi Luna es una experiencia única, en la que dos almas se unen y se hacen una sola. El amor que siento hacia ella, ellas mejor dicho, es imposible de explicar. Desde que la reconocí como mi Luna, la vida me cambió.
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Mi Luna
WerewolfKenzo Parker se niega a creer que Jade, la hermana de su mejor amigo, sea su mate y destinada. Piensa que la Diosa Luna le está jugando una broma y no la acepta, sin embargo, él sabe que Diosa Luna nunca se equivoca. ¿Qué hará a partir de ahora? Jad...