Capítulo 68.

22.8K 1.3K 90
                                    

Kenzo

Debo decir que me sorprendió cuando Zack me gritó esta mañana para defender a Jade. En ese momento supe que ese niño hará todo por ella.

Me encuentro sentado con él en mis piernas mientras Jade se relaja y escucho un susurro.

—No le puedes gritar — no hace falta ser un genio para saber que sigue enfadado —. Tiene que cuidar al bebé.

Lo miro con los ojos entrecerrados.

—No le grité.

—Sí lo hiciste, eso no le gustó — tiene las cejas juntas y no deja de mover sus manos para explicarme la situación.

—Solo le dije que comiera, mocoso, necesita estar fuerte.

Él refunfuña moviendo su cabeza y me mira mal.

—No le grites más.

No le respondo, porque no voy a ganar esta conversación, y suelto un suspiro. Al rato vuelve a hablar más tranquilo.

—Me dejas tu teléfono, pofi.

—No te voy a dar mi teléfono, mocoso.

—Quiero ver dibujos — me dice con las cejas alzadas y se lo doy antes de que haga una escena y Jade me regañe.

Sí... por Jade — se burla mi lobo.

Está medio dormida cuando terminan y me acerco a pagar. Llevo al niño en brazos cuando salimos y tengo a Jade pegada a mí.

—Quiero ir a esa tienda — señala con la cabeza.

Ella se pierde con cesta en mano, llenándola hasta arriba. Vuelvo a pagar y salimos para entrar en otra tienda.

—¿Cuánto queda? — pregunta el niño bostezando. Hasta yo estoy aburrido.

—¿Quieres irte, cariño? — le pregunta Jade y niega con la cabeza en mi hombro.

—Voy a descansar — le dice y lo miro con una ceja alzada. No está haciendo nada para estar cansado, ni siquiera está caminando el mentiroso.

Jade nos lleva a una tienda llamada 'Sephora' donde llena cestas de maquillaje, champús, cremas y miles de cosas más. Por la Diosa, si sigue así no sé dónde piensa meter tantas cosas.

—Listo — dice después de cuarenta minutos.

—Oh, que bien — respondo con ironía y alza una ceja.

El niño está dormido cuando salimos.

—Estoy cansada — suspira haciendo una mueca.

—Vámonos — no la dejo llevar ninguna bolsa, ni siquiera al niño, ya que lo tengo bien agarrado.

Que cansado me tiene este mocoso.

No mientas más, basura.

Cállate, perro — le digo y Sombra gruñe.

No quieres admitir que te gusta la compañía del niño. Te recuerdo que estoy en tu cabeza y sé lo que piensas, imbécil.

Adiós — le digo antes de cortar el link.

Jade asegura al niño en su silla y nos montamos para irnos a casa, sin embargo, siento un mareo que me nubla la vista durante segundos. Joder.

—Mi amor, ¿estás bien? — pregunta Jade poniendo su mano en mi frente.

—Sí, un momento.

Lleno mis pulmones de aire, pero no sirve de nada, no se va el mareo que tengo.

—Déjame conducir. No estás bien, Kenzo, estás pálido.

Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora