Jade
Estaba viendo una película con el pequeño y Sara cuando sentí mucha ansiedad, por eso salí corriendo para escapar de los que estaban vigilando la casa. Lo hice porque tenía que ver a Kenzo bien, jamás pensé que tendría que matar a un lobo, mucho menos a un vampiro, pero eran ellos o yo.
Estamos de vuelta en casa. Sinnia nos espera con una manta para envolverme en ella y que nadie me vea desnuda. Kenzo, sin embargo, está como su madre lo trajo al mundo. Se acerca a mí y me tira sobre su hombro como si fuese un saco de patatas. Comienzo a patalear y a darle con mis puños en la espalda. No entiende que necesitaba verlo bien.
—¡Deja de patalear como una niña chica! — me grita. Me grita a mí.
Suelto a llorar llena de rabia. A mí nadie me alza la voz, mucho menos él.
—Suéltame, troglodita. ¡Suéltame!
Está subiendo las escaleras, dándome una vista de su perfecto y firme trasero. Llevo mis manos ahí y estrujo clavando mis uñas.
—Serás... — lo escucho sisear.
—Suéltame, voy a vomitar — miento. Aunque sí que es verdad que me estoy mareando.
No me suelta y llegamos a la habitación. Menos mal que dejé al pequeño dormido con Sara. Me tira a la cama, quitándome la manta y me deja sobre sus piernas. Por la Diosa, me a azotar las nalgas.
—Espero que hagas caso la próxima, Jade. Cuenta conmigo — dice con voz dura soltando el primer azote.
—¡Ayyy! — se me saltan las lágrimas al sentir su mano firme. Eso ha dolido.
—Cuenta, Jade, o te aseguro que voy a seguir hasta que me canse — dice con una voz tan baja como peligrosa.
—Uno.
Me da en la otra nalga igual de fuerte.
—Dos — me retuerzo como una lombriz al sentir el picor.
Otro más que me deja la piel en llamas.
—Tres — se me escapa un jadeo.
Al sexto siento un cosquilleo en mis partes. Por todos los Dioses, ¿soy masoquista?
—Seis — casi se me escapa un gemido y lo escucho resoplar al saber que me está gustando.
Da cuatro más igual de fuertes, dejando sus manos marcadas en mis nalgas.
—Diez — junto mis piernas buscando fricción en mi clítoris.
Necesito sus dedos, lengua o su miembro. Lo que quiera darme, lo acepto gustosa.
—Esto es un castigo, Jade, no un premio. Te pusiste en peligro, ¿qué hubiese pasado si no llegamos a tiempo y te atacan entre los cuatro?
Me levanta pero esta vez no me toca para aliviar el dolor que tengo en el culo, como siempre hace. Se me saltan las lágrimas y voy al baño corriendo, cerrando la puerta con seguro para que no entre.
—Abre — ordena desde el otro lado.
No le respondo y pongo a llenar la bañera. No tiene ningún derecho a hacerme esto. No lo tiene. Lloro sin control porque él no entiende que estaba preocupada por él, me sentía mal, inquieta.
—Abre la puta puerta ahora mismo, Jade.
—¡Déjame en paz, quiero estar sola!
—Respira, cariño. Solo se preocupó por ti, no quería que salieras herida.
—No tiene derecho a gritarme. Y tampoco a dejarme con las ganas — le digo furiosa a mi loba.
—Sólo ponte en su lugar, pequeña.
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Mi Luna
WerewolfKenzo Parker se niega a creer que Jade, la hermana de su mejor amigo, sea su mate y destinada. Piensa que la Diosa Luna le está jugando una broma y no la acepta, sin embargo, él sabe que Diosa Luna nunca se equivoca. ¿Qué hará a partir de ahora? Jad...