Jade
Despierto al sentir la boca de mi hombre en mis pechos y gimo gustosa al notar como calma el dolor que tengo.
—Buenos días, mi Luna — succiona y pellizca mis pechos —. ¿Cómo te encuentras hoy?
—Buenos días, mi Alfa. Estoy mejor — respondo pasando una mano por su pelo suave.
Se queda con mi pezón en la boca como si fuese un chupete y sin dejar de pasar su mano por mi barriga.
—Me encantaría quedarme aquí, Kenzo, pero tengo que seguir con las clases. Llevo dos atrasadas.
Gruñe y siento la vibración en la zona. Se da la vuelta quedando boca arriba y veo su erección. Trago saliva al recordar lo que hice ayer. Por la Diosa, probé su semilla.
—Kenzo.
—Mmm
—Yo... yo quiero — tartamudeo y me mira con una ceja alzada.
—Dime qué quieres, cariño. No tengas vergüenza.
—Quiero sentir lo de ayer. Alivió mi dolor.
Me da una sonrisa lobuna y lo tengo encima en un segundo dejando besos en mi cuello hasta bajar a mis pechos.
—Solo tienes que decirlo, cariño.
Me quita las bragas y veo que apenas estoy manchando. Es raro, ya que siempre me dura unos cuatros días y solo llevo dos.
—Quiero lo de ayer.
Me besa mientras se quita su única prenda y abre mis piernas para dejarlas en su cintura.
Por la Diosa. ¿Piensa meterla? No digo nada y dejo que haga lo que quiera.
—Quiero que la sienta esta vez, Jade — pega su dura erección en mis pliegues y tiemblo —. Quiero que me uses y te des placer ti misma.
Nos da la vuelta dejándome arriba y me quedo en blanco sin saber cómo seguir. ¿Qué hago ahora?
—Lo mismo que lees en tus libros, hazlo — me habla mi loba.
Lo miro, trago saliva y me muevo un poco, su erección está entre mis pliegues tocando directamente mi clítoris. Muevo mis caderas en un vaivén lento hacia adelante y luego hacia atrás, probando como funciona esto. Él gruñe y miro hacia abajo donde dejo pequeñas manchas de sangre.
Agarra mi mentón y me hace mirar su cara.
—Es tu sangre, no me da asco, cariño. Te comería el coño si me dejases.
Gimo al escucharlo hablar así de sucio, me encanta y él no tiene filtros.
—Oh, por la Diosa — susurro moviéndome más rápido y él pasa sus manos a mis nalgas para ayudarme.
—Diosa no, Kenzo, cariño — me dice el maldito.
—Sigue, por favor.
Me muevo más rápido y lleva su mano a mis pechos para darles atención. Siento que me derrito bajo su toque, es tan delicioso sentir estas cosas con mi hombre.
—No pares, Jade — ordena con esa voz ronca y siento que estoy a punto de llegar.
—No puedo.
Él me mueve más rápido y el orgasmo me golpea, dejándome en su pecho temblando por los espasmos.
—Déjame intentar algo, cariño — pide y lo miro asintiendo.
Vuelvo a estar bajo su cuerpo y veo como me abre más las piernas para pasar su punta por toda mi hendidura. Tiemblo y jadeo al estar tan sensible.
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Mi Luna
WerewolfKenzo Parker se niega a creer que Jade, la hermana de su mejor amigo, sea su mate y destinada. Piensa que la Diosa Luna le está jugando una broma y no la acepta, sin embargo, él sabe que Diosa Luna nunca se equivoca. ¿Qué hará a partir de ahora? Jad...