Era un hombre que parecía un mayordomo vestido con un tuxedo. Un pasillo largo, apenas iluminado. Otro pasillo más largo y oscuro con puertas sin letreros. El misterio la enloquecía.
Camila vio a Lauren y le dijo al oído.
-¿Dónde estamos?
"¿No que eras paciente?" la tomó de la mano. "No te des por vencida, ya casi llegamos."
Ella hizo una mueca. -¿Casi llegamos?
"Si prefieres podemos deshacernos del pingüino y del pato y perdernos en una esquina oscura," le susurró al oído.
-No me tientes.- Ella lo pensó por un buen momento antes de negar con la cabeza. -Soportaré al pingüino un rato más. Quiero saber a dónde nos lleva.-
Por suerte, ella no tuvo que esperar mucho para que su anfitrión los llevara por otro pasillo corto y se detuviera frente a la puerta de una enorme caja fuerte.
-¿Robaremos un banco?- ella le preguntó a Lauren. Esta meneó la cabeza.
"No, nos estamos vestidos para eso."
Ella asintió con la cabeza, viendo al hombre que le daba vueltas a las perillas de la puerta a la derecha y a la izquierda. Un ruido hidráulico fue seguido por un estruendoso clic y las puertas de la caja fuerte se abrieron. Su anfitrión les indicó que entraran a lo que parecía ser un vestíbulo. Hubo una luz tenue que brillaba detrás de una puerta en el extremo opuesto a ellas. Con otra mirada de confusión dirigida a Lauren, ella zafó su mano de entre sus dedos y fue a investigar la fuente de la tenue iluminación. La habitación a la que entró la dejó fría. Hileras de cajas cubiertas con terciopelo negro enmarcaban los muros. Los objetos dentro de las cajas estaban acomodados según el color. Enfrente había una caja con ametistos de distintos tonos, a la derecha había zafiros, y al fondo se distinguía la variedad más impresionante de rubíes, Desde los rosados más pálidos hasta los rojos más intensos que la sangre. Las joyas estaban iluminadas tan suavemente que parecía como si las piedras preciosas fueran la fuente de luz.
Los rayos las fracturaban en millones de diminutas luces y arcoíris. Había toda clase de gemas. De todos tamaños. Algunas eran tan pequeñas como la uña de su meñique, y unas cuantas era tan grandes como el puño de un hombre. Había piedras semi-preciosas y gemas invaluables,en bruto y sin cortar al igual que aquellas que ya había sido pulidas y formadas.
-Qué increíble,- ella murmuró, atrapada por la magia de las rocas brillantes.
Camila caminó hasta la caja más grande. Era la única que tenía piedras de más de un color. La placa lateral decía que todos eran diamantes, desde los típicos transparentes hasta los amarillos. Los diamantes Verdes le recordaban los ojos de Lauren. Ella estaba tan cautivada por las piedras preciosas que cuando se alejó de los diamantes, casi tropezó con la mesa que estaba en medio de la habitación. Estaba impecablemente puesta para dos personas, con la vajilla y suficientes cubiertos para cinco platillos. Una sola flor tropical flotaba en un pequeño florero de cristal en el centro, en medio de dos velas afiladas.
"¿Qué opinas?"Ella no escuchó a Lauren acercarse por detrás. Camila se dio la vuelta y la vio ahí, dolorosamente cerca.
- Esto es exquisito,- dijo ella, consentimiento.
Su sonrisa se filtraba en sus ojos, lentamente subiendo hacia su boca, y se detenía justo en la base de su corazón. Lauren frotó su mandíbula con su pulgar.
"Sí lo es, ¿verdad?" Ella sabía que no solo se refería a las gemas, y eso la iluminó tanto como la caja de esmeraldas que estaba a su izquierda.
-No te preguntaré cómo hiciste todo esto. Prefiero saborear el misterio. Simplemente es impresionante.
"¿Te inspira?"
-Definitivamente.- Ella asintió con la cabeza. -Ojalá fuera fotógrafa para que pudiera captar el juego de luces en el fondo de estas gemas.
"Quería traerte desde que vi la exposición por primera vez. Ven aquí." tomó su mano y la llevó hacia una caja solitaria que ella aún no había explorado. Tenía una gema anaranjada de buen tamaño, biselada y pulida en forma de una piedra que Elizabeth Taylor hubiera llevado orgullosamente sobre su dedo. "Esta es una padparadscha. Un zafiro anaranjado para nosotros, los mortales, es muy raro, especialmente con este tamaño."
-¿Acaso eres una experto en gemas enclosetada?
"No, leí el letrero." señaló la placa montada a la derecha.
Riendo, ella se acercó y puso sus labios en los de Lauren. El contacto de sus bocas brilló tan profundamente como los rubíes, misteriosos y llenos de promesas. Ella se acomodó, recargándose en su cuerpo. Sus brazos la cubrieron, sujetándola bien. Sus dedos se entrometieron debajo de su estola, tocando la piel desnuda de su espalda antes de poseerla. Ella se preguntaba qué hacía Lauren para tener callos en las manos. Una abogada no debía tener las manos así. ¿Qué no se supone que son expertos en maniobrar una pluma? Lauren se separó un poco de ella solo para susurrar,
"¿Qué tienes debajo de esta mascada?" jaló juguetonamente la parte de atrás de su chal.
-Solo mi vestido." Ella dejó caer su chal. Lauren pasó saliva con fuerza.
"Creo que tuve un infarto. ¿Eso es un vestido o un arma para acabar con los mortales?"
-Ambas cosas,-dijo ella, sonriendo. Sí ...el dinero que gastó en ese atuendo definitivamente valió la pena, por el simple hecho de sentir como la mirada de Lauren la quemaba a medida que iba bajando y subiendo detenidamente.
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PERFECTA PARA TI (CAMREN)
Teen FictionCamila ha perdido su creatividad. Camila acaba de ser contratada para re-diseñar la pagina web de la mejor empresa para adultos de todo el país, pero su musa no pudo haber elegido un peor momento para desaparecer. determinada a recuperar su sensual...