21. Dudas.

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Yuuji hizo un pequeño intento para pasar de largo pero Megumi se le puso enfrente.

Megumi: Hola Yuuji, ¿cómo has estado?

Yuuji desvío la mirada ignorando a Megumi que inmediatamente notó la i diferencia de Yuuji.

Megumi: Sigues molesto, pero aún no me has dejado explicar lo que realmente sucedió ese día.

Yuuji: Yo no tengo porque escucharte.

Megumi: Yuuji tu siempre haz sido mi mejor amigo y por ello yo creo que deberías darme la oportunidad para escucharme.

Yuuji: Escuché que te habías ido un tiempo, te hubieras quedado donde sea que estabas.

Megumi: Estas culpando a la persona equivocada.

Yuuji: Sé lo que vi, por ahora Sukuna y yo estamos intentando crear una buena y maravillosa familia.

Megumi: Debes estar bromeando.

Yuuji: No estas de acuerdo con eso pero no importa porque yo soy feliz con él.

Megumi: A mi no me interesa lo que Sukuna haga sino lo que pasa contigo.

Yuuji: No confío en ti, después de lo que paso no.

Megumi: No me dejas darte explicaciones.

Yuuji: Porque no las necesito, solamente quiero que me dejes en paz a mí y a Sukuna.

Megumi: Algún día te darás cuenta de tu realidad y sobre con qué tipo de hombre te casaste solo espero que eso no te haga daño.

Yuuji: Ya he sufrido suficiente por tu culpa.

Yuuji paso a su lado y se marchó.

El guardián que lo había acompañado no dijo nada durante la breve platica de ambos chicos solo se limito a seguir a Yuuji hasta el palacio.

Cuando llegaron Uraume los recibió.

Uraume: ¿Como le fue joven Yuuji?

Yuuji: Bien ,gracias.

Uraume: ¿Tiene hambre?

Yuuji: No, no tengo hambre.

Uraume: Entiendo.

Yuuji: ¿Donde esta Sukuna?

Uraume: Sigue trabajando junto a Yuta Okkotsu.

Yuuji: Bien, me iré a recostar un momento, la salida me agotó.

Uraume: Claro, si necesita algo, no dude en llamarme.

Yuuji: Si, gracias.

Mientras subía las escaleras, Yuuji se sentía entre triste y enojado, Megumi había sido su mejor amigo desde que eran unos niños y ahora le odiaba.
Quería evitarlo a toda costa porque no soportaba tal traición y tampoco quería rechazarlo y hablarle mal después de vivir buenos años con su amigo.

Saco de su bolsillo aquella botella con el líquido que Nobara le había dado y lo guardo en un cajón de uno de sus muebles, esa botella se quedaría allí para siempre porque no pensaba beberla nunca.

Se recostó en su cama, no estaba de buen humor y deseo que Sukuna estuviera a su lado para poder abrazarlo y recibir consuelo.
Cerró los ojos mientras el atardecer se anunciaba en su ventana y se perdió en su cansancio.

. . . .

Abrió los ojos lentamente, se acomodo en otra posición y notó que había caído la noche, ahora estaba entre la oscuridad y se levantó para mirar el reloj de plata que le habían obsequiado el día de su boda.

UN ÚNICO ANHELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora