Error (3/3)

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Y ahí fue cuando me di cuenta que todo se había arruinado. O nunca había pasado.

Ciro no nació.

Yo estaba con Neymar.

Julián no estaba conmigo.

Bautista no existía.

¿Era una señal del universo en el que no aproveché el tiempo dado con Bautista o Julián? ¿O todavía no sucedió? ¿Soñé todo esto? ¿Qué era lo que yo pensé que había vivido? ¿Todo lo que experimenté? ¿Todo lo que sentí?

No paraba de llorar, solo buscaba un error en todo esto.

— ¡Por favor, buscá mi celular y entrá a la galería! — insisto tomándolo de los hombros mojando su remera con mis lágrimas — ¡Somos una familia, amor! — lloraba hasta que lo ví.

Vi mi anillo de compromiso.

— ¡Mirá Juli, esto me lo diste vos! — señalo mi anillo enfrente de su cara, pero el solo miraba a Leo con miedo.

— No, Caro — se mete Lionel — Ese te lo dio Neymar. Estás casada con él — señala al brasileño, quién estaba más confundido que yo.

Pero los ignoré.

— ¡Mirá! — tomo la mano de Julián y busco el anillo, y ahí encontré el error — ¡Te comprometiste conmigo! ¡Son iguales! — los acerco, logrando que los vea y me entienda — ¡Yo te amo Julián, por favor ayudame! — pero me detengo cuando el cordobés me abraza fuertemente y nos caemos intencionalmente a la camilla, sin soltarnos.

— Yo también te amo — murmura en el abrazo, haciendo que yo explote en llanto y todo encaje rápido — No me vuelvas a mentir con que estás embarazada — besa mi mejilla con fuerza, aún sin soltarme del abrazo, escuchando risas de los demás.

Eran unos hijos de puta.

Me hicieron una joda.

— Son unas basuras todos — lloro avergonzada — ¡Vos también! — señalo a Thiago, quién reía de manera cómplice — Por favor, tráiganme a mi hijo — pido en un hilo de voz, viendo como la enfermera lo traía de la mano a Bautista, quién tenía una sonrisa de cómplice en su rostro.

Pero yo me había derrumbado por completo al escuchar y pensar que este hermoso ser no existía. Bautista se subió conmigo a la camilla y lo abracé como nunca.

Era todo para mí.

— Sos muy gritona, ma — ríe divertido.

— Son personas muy malas — repito secándome las lágrimas de mis mejillas y volviendo a respirar tranquila.

— Si, perdón — se disculpa la enfermera — Me hicieron cómplice de todo esto — sonríe tímida — Si quieren les doy un ratito y después hacemos los análisis, ¿queres? — me pregunta de manera amable.

— No, los hacemos ahora — respondo relajada — No los quiero ver más — los miro mal a los seis en chiste.

— Está bien — ríe la enfermera — Después de los análisis pueden volver a verla — les indica dándoles a entender que debían retirarse de la habitación, lo cual hicieron sin problema — Bueno — suspira la enfermera — Me llamo Emilia y soy la enfermera que te hizo un pre-análisis cuando te trajeron acá. Hoy es 24 de noviembre de 2022, son las 3pm, estamos en Catar y terminaste acá porque te pegaron con una pelota en la cara, logrando que se te rompan unas venitas de la nariz y te desmayaste por el calor y déficit de hierro — explica detalladamente.

— Si, me acuerdo — asiento sincera.

— Mejor — comenta mirando una máquina de ahí — En el pre-análisis salió que está todo bien, solo debes descansar y no estar hoy ni mañana al sol. Lo del déficit de hierro es común, no es para preocuparse, aunque va a durar unos pocos meses y vas a tener que seguir un tratamiento con suplemento dietético y vitamina.

— ¿Es como la anemia? — pregunto para estar más segura.

— Exacto — confirma la enfermera — Estás sana, aunque también en el análisis nos dió otro diagnóstico.. ¿Estos días te hiciste una prueba de embarazo? — pregunta mirando un papel impreso que tenía en su mano.

— Si — confirmo — Estoy embarazada.

— Lo estás — reafirma con una gran sonrisa — Felicidades.

— Gracias — sonrío con un poquito de brillo en mis ojos — ¿No le dijiste a Julián, no? — consulto preocupada.

— No — responde Emilia honesta — Antonela antes me contó tu situación, así que no le dije a nadie. Quería esperar a darte la noticia a solas, no hay que hacer ningún otro estudio, era mentira eso — sonríe simpática.

— Gracias — agradezco mucho más tranquila.

— No hay nada que agradecer — niega alegre — Y quedate tranquila que no va a nombrarse nada de esto — menciona sororamente — Se que no estás pasando un buen momento con los chismentos y las noticias, pero quiero que sepas que acá ninguno sabe nada de nada — sonríe entregándome los análisis y las recetas para el tratamiento, para luego salir del consultorio — Ya pueden verla — se escucha en el pasillo, para luego ver como mi familia entraba nuevamente.

incluso siendo reconocido, nada es fácil - julian alvarez (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora