— Papá, quiero un arete — entró decidido y se plantó frente al alfa.
Hyunjin alzó la mirada suavemente, se quitó las gafas del rostro y fijó sus ojos en uno de sus hijos.
Sunoo era un pequeño omega de cabello lacio y de tonalidades rubias como su madre pero hipnotizantes ojos azabache. Era pequeñito, casi tanto como Felix, suave y decidido en partes iguales. A veces Hyunjin se preguntaba si lo valiente y terco lo había heredado de su omega o si en realidad él también era un tanto así.
— Buenas noches para ti también, Sunoo — sonrió de lado antes de indicarle con un gesto que tomara asiento en el lado del sofá que quedaba libre.
— Hola, papá — recibió un besito en la mejilla junto al potente aroma azucarado de la crema batida.
— Ahora si, cachorro, dime.
— Quiero perforarme la oreja izquierda — puso sus ojitos de cachorro, esos que tanto convencían al alfa, y un puchero notable — por favooor.
— Sunoo, creo que ya hablamos de esto con mamá varias veces... no considero que sea el momento de tomar decisiones de este tipo.
El aroma de omega enfadado le picó en la nariz de repente obligándolo a liberar parte de sus feromonas parentales para apaciguarle.
— ¡Pero ya tengo 17 años! creo que puedo decidir si quiero hacer algo en mi cuerpo... — bramó.
— En primer lugar, no me grites, por favor. Sabes que no es forma de comunicarse — frunció un ceño que se suavizó al instante cuando un perdón diminuto fue liberado por su hijo — y claro que puedes decidir, pero no sé si es el momento oportuno.
— Prometo que estuve investigando buenos lugares para hacerlo, cuidados y demás. Seré responsable, papá.
Hyunjin se debatió mentalmente entre qué debía responder. En el fondo tenía miedo de que cualquier cosa mínimamente peligrosa penetrara la integridad de sus cachorros, pero también consideraba que la crianza que le habían impartido era suficiente como para que pudiera decidir.
— ¿Qué te parece si lo conversamos mejor cuando mamá llegue?
— Mamá recién volverá dentro de horas, está en uno de sus operativos...
— Lo sé, cariño, pero es lo mejor. En esta familia no guardamos secretos ni mucho menos hacemos cosas a escondidas de los demás, ¿de acuerdo?
El omeguita dejó caer sus hombros en señal de derrota mientras asentía. Hyunjin no se resistió de besar su frente y marcarlo con su aroma varias veces, intentando con fuerza que su alfa dejara de recriminarle en su interior por la tristeza de uno de su manada.
Sunoo decidió quedarse en la sala aprovechando para adelantar un par de tareas con el alfa concentrado en cosas del trabajo. Niki estaba en uno de sus tantos entrenamientos de fútbol, heredando el amor por el deporte como su madre. En ocasiones se preguntaba si alguna vez llegaría a ser tan popular y reconocido como su hermano, y es que Niki era un alfa apuesto, alto y fornido; su cabello negro atraía la atención de todos y sus ojos miel como los de Felix eran su arma mortal cuando salía de fiesta. Todo esto sumado al potente aroma del chocolate amargo que lo caracterizaba.
— Hola, cachorro, ¿cómo estás? — se sobresaltó cuando sintió el aroma de su mamá rodearle y varios besos en su frente.
— Hola, mamá. No te oí llegar.
— Eso veo, cariño — le sonrió con las arruguitas a los lados de sus ojos resaltando aún más por la edad — ¿estás haciendo tarea?
Asintió sin mirarlo, concentrándose en las letras de su ensayo de Historia y no en el hecho de que era viernes en la noche y él estaba sentado en la sala de su casa adelantando un trabajo que en realidad debía de entregar dentro de dos semanas.
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i know your secret | hyunlix
RomanceFelix, un agente del FBI especializado en investigaciones y rescate se verá forzado a mantener guardado un monumental secreto. Hyunjin, su nuevo compañero alfa, llegará a cambiar y revolucionar todo a su paso. ¿Será relevante la compañía del carismá...