— Bien, dulce, esto puede llegar a doler... ya sabes cómo es, respira profundo y... — Hyunjin fijó sus ojos llenos de dudas en los café y suspiró.
El omega solo asintió mientras sujetaba con mayor fuerza el dobladillo de su camiseta. Para ese punto, las venas de sus manos se marcaban finamente por la presión y su quijada se mantenía apretada, intentando alivianar un poco de los nervios.
Hyunjin tomó entre sus dedos pulgar e índice el diminuto rollito que sobresalía a un lado de las caderas del agente más pequeño para posteriormente acercar uno de los artefactos alargados que Jongsuk les había dado, colocar el extremo con la aguja sobre la piel acaramelada y apretar.
Felix gimoteó, realmente le había dolido el pinchazo. Podía sentir el ácido correr por su piel y el ardor intensificandose.
— Mierda, alfa... — sollozó antes de dejarse caer sobre el pecho contrario.
— Lo sé, Lix, lo sé. Ven, hagamos un poco de té y luego puedes descansar.
Hace aproximadamente un mes habían comenzado con el tratamiento de fertilización asistida, luego de haberse sometido a muchos estudios más que confirmaron que era candidato óptimo.
Consistía en inyectarse una vez a la semana hormonas que acelerarían el proceso de producción propia. Según lo dicho por su médico, en algunos meses más, y si todo salía bien, deberían estar en condiciones de engendrar.
Hyunjin había estado con él desde el primer momento, nunca, ni siquiera una sola vez, permitió que se inyectase solo. Siempre estaba ahí, haciéndolo por él o simplemente tomando su mano para transmitirle algo de apoyo. Para ambos estaba siendo una tarea sumamente difícil, pero los resultados eran un impulso enorme.
Felix delineó con suavidad los moretones que empezaban a formarse en su bajo vientre y caderas producto de los pinchazos. Dolían y tenían aspecto desagradable, en tonalidades que corrían desde el amarillo al morado, pero Hyunjun le recordaba día con día que todo eso estaba siendo por y para formar la familia que siempre quisieron.
Hasta ahora no había tenido demasiados efectos adversos más que algún que otro cansancio prolongado o náuseas que se iban tan rápido como llegaban, aunque tenía claro que podrían suceder en cualquier momento. Su lobo mantenía entre todo la tranquilidad, por lo que la parte humana se contagiaba un poco de eso.
Hyunjin volvió al salón con una taza de té humeante, la depositó entre sus manos y besó castamente su frente. Luego, se dejó caer a un lado, con su propio té arropado y acercó a Felix a su pecho.
Pusieron un programa de televisión cualquiera, más como para llenar el silencio que para saciar sus ganas de ver algo. Era siempre lo mismo.
Hablaron un poco con Seungmin por Facetime, quien estaba preparando las últimas cosas que le quedaban antes de irse a Francia, y prometieron tener una cena de despedida.
Habían decidido no contarle al omega más pequeño sobre el tratamiento, dado que tenían la certeza de que terminaría quedándose en Corea para acompañarlos, cuando ellos solo querían que siguiera creciendo y desarrollándose de forma profesional. Por lo tanto, el día de la cena sería el indicado para comentarle sobre lo que estaba sucediendo, y en el caso de tener éxito, sería también el primero en saberlo.
— ¿En qué tanto piensas, amor? — murmuró el alfa mientras paseaba su nariz de arriba abajo por la nunca del omega, dejando poco después besos esporádicos en la marca plateada.
— ¿Crees que está vez sí funcione? — murmuró un tanto ido por las caricias que hacían a su lobito ronronear una y otra vez.
— Eso espero, amor, y si no es así, sabes que no va a cambiar nada.
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i know your secret | hyunlix
RomantizmFelix, un agente del FBI especializado en investigaciones y rescate se verá forzado a mantener guardado un monumental secreto. Hyunjin, su nuevo compañero alfa, llegará a cambiar y revolucionar todo a su paso. ¿Será relevante la compañía del carismá...