EPÍLOGO

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2 años después...

— ¡Eso es! vamos bebé... — Hyunjin sonrió de lado cuando la voz de su omega se oyó desde el gimnasio de su casa.

Se encaminó a paso tranquilo hacia allí intentando no ser escuchado por el resto de los integrantes. Lo que vio le sacó una sonrisa incluso más grande. Felix estaba sentado en el medio del suelo acolchonado, con las piernas abiertas y uno de sus hijos entre ellas. Niki golpeaba con toda la fuerza que un bebé de 2 años podía una especie de saco especial que el omega cargaba entre sus manos. Por otro lado, Sunoo miraba todo desde un costado aplaudiendo cada vez que su hermano caía por no poder controlar tan bien su equilibrio.

— Niki, debes golpear con tu pie, de esta forma... — Felix tomó suavemente uno de los piecitos y lo dirigió hasta que tuvo contacto con el saco.

— ¿Qué sucede aquí? — Hyunjin se dejó caer a un lado de Sunoo, el cual chilló alegre por la cercanía de su padre y se abalanzó posteriormente a sus brazos.

¡Papi! — Sunoo tiró de sus cabellos mientras un poco de saliva corría por su mejilla.

— Hola, mi cachorrito — el alfa lo meció un poco y besuqueó — ¿Qué están haciendo con mamá? ¿eh?

— Solo les estoy enseñando un poco de defensa, alfa.

— Lixie.. apenas son unos bebés — Hyunjin se carcajeó en alto.

— ¡Lo sé! pero nos estamos divirtiendo — el omega copió la acción de su alfa, solo que él cargaba al otro niño — ¿tú qué dice Niki? ¿te divierte entrenar con mamá?

¡Sí! ¡divertido! — Niki se removió hasta que su cabecita quedó pegada al cuello de su mamá, llenándose del aroma de la vainilla. Felix, a cambio, liberó feromonas que cubrieron a su familia y besó la pequeña frente.

— No quiero que se lastimen, dulce, aún son pequeñitos. — Hyunjin frunció el ceño y su aroma se agrió.

— No sucederá nada, alfa, apenas son un par de golpes y estoy cuidando que todo esté en orden. Si puedo dirigir un escuadrón de mil agentes, creo que puedo enseñarles a mis hijos sin que nadie salga lastimado.

— Lo que tú digas, dulce — Hyunjin se puso de pie con el niño aún en brazos y se desplazó hasta donde su omega e hijo estaban. Los cubrió a los tres con sus brazos, sonriendo en grande cuando se acurrucaron en busca de su calor y aroma. Amaba tanto a su familia.

Un par de minutos después, y muchas risas infantiles, se trasladaron a la cocina. Ese día tenían organizada una cena familiar. Vendrían Minho junto a Chan y la pequeña Jiwoo de casi 4 años. También Seungmin con Jeongin y Kun, un bonito y alocado Golden que habían adoptado hace un par de meses.

Dejaron a los niños en el corralito que habían armado en una de las esquinas con diferentes juguetes y peluches, aunque con la simple compañía del otro ya se entretenían. Ellos, en cambio, se dedicaron a preparar la cena, o más bien era Hyunjin cocinando y Felix robando los ingredientes.

El platillo de ese día se trataba de carnes rojas en diferentes salsas y guarniciones de todo tipo. Jeongin, el novio de Seungmin, había empezado a transicionar hacia el vegetarianismo, por lo que habían dejado una sartén entera de hamburguesas caseras de legumbres.

— Lixie, ¿podrías pasarme la sal? ¡Y deja de comer queso! — el alfa golpeó suavemente su mano haciendo que las fetitas amarillas cayeran de nuevo al plato. Felix le gruñó juguetón antes de tomar un trozo de tomate y correr lejos de los brazos de su alfa.

Llegó a donde sus cachorritos estaban recibiendo un par de ronroneos de los diminutos humanos. Felix cada vez que los veía sentirse a su lobo regocijarse de orgullo, y es que ellos eran su más importante y apreciada creación. Habían sufrido tanto por traerlos al mundo, desde el luchar contra todos los prejuicios, redescubrirse, amarse a sí mismo y concebirlos; que cada segundo le agradecía al universo por haberlos puesto entre sus brazos.

i know your secret | hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora