Capítulo 6

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— ¿Entonces me estás diciendo que el omega vendrá a vivir contigo? — no era una pregunta malintencionada, más bien Hyunjin estaba un poco confundido.

— Seungmin, su nombre es Seungmin — Felix pasó una de sus manos para limpiar el naciente sudor, y lo miró con el ceño fruncido — y sí, el jefe ya me dio el visto bueno. No tiene a dónde ir y la verdad es que me encariñé demasiado con él.

— Está bien... — el alfa asintió.

— Bien, entonces necesito que me ayudes a acondicionar un poco las cosas. Debemos armar su cama, algún closet o algo para guardar las futuras pertenencias y... no sé qué más.

Hyunjin asintió rápidamente. Ató su cabello en una coleta y colocó una bandana sobre su frente para evitar que algunos mechones se escaparan. Luego, cambió su uniforme por ropa en peor estado y a la cual no le importaría si algo le sucedía.

Su alfa interno aulló en alto cuando su compañero retiró su chaqueta, esa que llevaba sobre sus menudos hombros en todo momento, y una fina camisa de tirantes se hizo presente. Sin esa capa de ropa adicional Hyunjin podía apreciar a detalle el delicado torso contrario, coronado con una acentuada cintura. Era demasiado curvilíneo para tratarse de un beta pero lo atribuyó a la genética que suponía el linaje de Felix se cargaba.

El departamento del agente rubio era pequeño pero pintoresco. Contaba con los detalles justos, aquellos que perpetuaban su aura. Libros regados por todos lados, ropa por doquier y tazas de té abandonadas a medio sorbo. Cómo había pensado desde el primer momento, era lindo.

— ¡Hyun! — Felix interrumpió su recorrido con un fuerte llamado.

— Lo siento, ¿por dónde empezamos?

Lo primero fue ensamblar un somier en la habitación contigua a la de Felix, porque sí, Seungmin contaría con su propia habitación. Luego, se encargaron de colocar un mullido colchón y suaves sábanas de seda.

Por último, Felix colocó un buró con un florero y varios ejemplares coloridos dentro. Quería que luego de un año de tanta oscuridad y tristeza Seungmin siempre pensara en volver a su cuarto para encontrar allí algo de alegría.

— ¿Qué te parece? — Felix se recargó en el marco de la puerta mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.

Hyunjin se recostó sobre el lado opuesto y le dirigió una mirada cargada de orgullo. Felix era un hombre tan fuerte, que pese a sus propios problemas continuaba ayudando a los demás.

— Estoy seguro que a Seungmin le encantará.

Felix le sonrió de vuelta. Pequeños surcos, casi imperceptibles a menos que observaras cada detalle se formaron en las esquinas de aquellos tormentosos ojos castaños. La piel pecosa del hombre rubio brillaba gracias al sudor producido por tanto esfuerzo, aunque tal vez esa solo era una de las causas. Frente a los ojos del alfa ese beta de comentarios sarcásticos y expresiones pasivas era el hombre más atrayente y estaba comenzando a odiarse por tener que esconder un sentimiento tan hermoso como lo era el amor.

— ¿Quieres limonada casera? podría hacer una receta que solía tomar de niño... — Felix llevó sus ojos al suelo preso de recuerdos inalcanzables.

— Claro — Hyunjjn se encogió de hombros para luego seguirlo al salón.

Felix sacó los limones del refrigerador, llenó una jarra con hielo y agua templada y la dejó reposar mientras rebanaba el cítrico. El aroma ácido de la fruta se combinó con el del alfa haciéndolo tragar con dureza. Recién en ese momento cayó en cuenta de que posiblemente el café recién hecho no saldría de los cojines de su sofá, no se despegaría del papel tapiz de las paredes y probablemente tampoco abandonaría sus orificios nasales en un largo tiempo. Algo dentro de su pecho se removió más enérgico de lo que le hubiese gustado.

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