Capítulo 9

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Estaba pegajoso, sudado y con el cabello seguramente enmarañado. Intentó abrir los ojos lentamente para que el sol no le diera de lleno y no lo mareara. Al lograrlo, una habitación que no era la de su diminuto departamento se plantó frente a él.

Asustado, se sentó de golpe y recién ahí cayó en cuenta que nada a su alrededor se le hacía familiar. La ropa que usaba menos, incluso si esto consistía en nada más que una enorme camisa y su ropa interior.

Lo único que podía levemente darle una idea de lo que sucedía era el fuerte y relajante aroma del café recién hecho.

Las imágenes llegaron como si de destellos se trataran, una tras otra y sin descanso. Su celo se había presentado luego de años de no hacerlo, Hyunjin lo encontró en su oficina, lo llevó a su departamento y le hizo un nido improvisado.

Estaba arruinado. Ahora seguramente el chisme de que era un omega se estaba corriendo por todo el cuartel. Más de uno debía saber su secreto. Podía irse despidiendo de su empleo.

Con piernas temblorosas y todavía exhausto por un celo que no esperaba, se puso de pie.

La habitación era bonita, definitivamente tenía la esencia de Hyunjin, con pocos muebles, espaciosa y bien iluminada. Se encontró con un espejo de cuerpo completo en lo que parecía ser la entrada de un enorme vestidor y un Felix muy sonrojado y ojeroso se mostró en el reflejo.

Hace tiempo que no se paraba a estudiar a detalle su imagen y es que tanta carga de estrés, entrenamiento, supresores y reprimir a su omega lo habían llevado a que su aspecto se desgastara notablemente. Ya no era el de antes y poco le quedaba al de ahora.

Decidió que lo mejor era enfrentarse a su realidad, y como no encontró los supresores que estaba seguro había tomado la noche anterior, tuvo que hacerse la idea de que Hyunjin no solo vería su triste físico omega sino que también sentiría lo horrible del aroma dulzón.

En medio de un suspiro giró el pomo y se encaminó por el pasillo alfombrado. En la cocina se podía escuchar un suave murmullo. En realidad era el alfa, estaba de espaldas tarareando una suave melodía mientras parecía cocinar algo en la estufa.

Enseguida giró, Felix teniendo en claro que su aroma no era algo fácil de pasar desapercibido, y sus enormes ojos negros se clavaron en él.

Felix intentó cubrirse mejor con la camisa, que rozaba sus rodillas, pero la verdad era que el rosa pálido no resguardaba mucho sus curvas como solía hacerlo el traje de entrenamiento o el uniforme oficial.

Hyunjin le sonrió de lado antes de voltear uno de los panqueques de la sartén.

— Veo que despertaste, ¿cómo te sientes? — murmuró sin dejar de concentrarse en la tarea que estaba realizando.

Felix se extrañó ante el trato tan "normal" que el alfa estaba teniendo con él. No solo era un omega hombre, el más bajo eslabón de la sociedad, sino que le había mentido por meses y ahora estaba en el medio de su casa luego de pasar un celo que ni siquiera lograba recordar con certeza.

— Mejor... yo... siento tanto todo lo que pasó — Felix retorcía sus deditos juntos producto de los nervios. A su vez, el aroma a vainilla se potenció, ya que no sabía controlarlo demasiado.

Vio a Hyunjin inspirar con fuerza y el rumor de un gruñido quedarse atrapado en su garganta. El alfa lo rodeó para poder llegar a una mesa, que Felix no había notado detrás de él, y dejar una última torre de panqueques.

— Ya podremos hablar de eso, ahora necesito que comas algo, estuviste más de 24 horas sin probar nada.

Felix asintió a duras penas. Le costaba trabajo pensar que existían personas que no lo juzgarían por su condición, que a algunos no les interesaba la casta y que la sociedad había evolucionado.

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