Capítulo 29

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Había sido un día agotador, lleno de papeleo, un operativo y a raíz de eso aún más formularios por llenar. Le dolía la cabeza horrores, los ojos le escocían por haber olvidado utilizar sus lentes y las sienes palpitaban. Y sumado a todo eso, el frío parecía sentirse todavía más ese día.

Frotó sus palmas juntas y soltó parte de su aliento sobre ellas en un vil intento de calentarlas. ¿Realmente el clima estaba así de horrible o solo era su lobo jugándole otra de sus malas pasadas?

No sabía qué pasaba pero tampoco quería averiguarlo. Apresuró el paso cuando divisó la puerta del edificio donde vivían. Lo único que se repetía en su mente eran las ganas de llegar y abrazarse lo más posible a su alfa. Desde antes de ir al trabajo que no lo veía, ni siquiera se había aparecido por su oficina como solía hacerlo, por lo que anhelar su aroma no le parecía nada extraño.

Saludó al beta que trabajaba como recepcionista y subió las escaleras, demasiado agotado mentalmente como para esperar que el ascensor llegara.

Maldijo cuando sus dedos fríos se enredaron entre las llaves antes de por fin lograr engancharlas en el pequeño hueco. Su ceño se frunció con extrañeza cuando un lugar a oscuras lo recibió. Para ese momento, Hyunjin ya debería estar en casa. No le tomó demasiada importancia, tal vez se había quedado tiempo extra adelantando trabajo.

Se desplazó por el pasillo que llevaba a su habitación mientras frotaba con una de sus manos la base de su cuello, por lo menos allí encontraría el mayor porcentaje del aroma de Hyunjin concentrado.

Frenó en seco lo suficientemente rápido como para no chocarse con la puerta. Ellos no dejaban nunca la puerta cerrada de su recamara, por lo que su agente interior se inquietó de la nada.

Empuñando su arma en alto, la empujó lentamente.

— ¿Pero qué... — jadeó atónito.

— Mi dulce omega — Hyunjin se rió entre dientes —

¿dejarás de apuntarme? prometo que soy inocente.

Felix río entre dientes, recordando una escena parecida protagonizada por ellos mismos semanas atrás. Bajó su pistola, le colocó de nuevo el seguro y la regresó a su funda.

De igual manera, no se atrevía a dar ni un paso, incluso si la mano extendida de Hyunjin lo invitaba a hacerlo.

— Ven, Lix, acércate.

— ¿Qué es todo esto? — murmuró a la vez que avanzaba. Sus piernas, para ese momento, parecían llevar toda la acción por ellas mismas, porque Felix estaba demasiado cautivado como para ordenarles siquiera hacer algo.

— Es lo que te mereces, amor — su alfa lo atrapó entre sus brazos y besó cada parte que pudo — creía que sería bonito enlazarnos en un ambiente así.

Felix rio nerviosamente, todavía observando todo.

Sus ojos viajaron por el camino de pétalos de rosa que iban desde la puerta hasta su alfa. Las velas que adornaban y daban una excelente atmósfera junto al corazón de más pétalos en la cama. Pero, sin lugar a dudas, lo que más lo había capturado, había sido el hermoso dosel blanco que colgaba sobre la cama, dándole un aspecto casi monárquico.

— Esto es hermoso, alfa — susurró, no queriendo romper el ambiente.

— Me alegro que te haya gustado... creo que el momento llegó, ¿te sientes bien con eso?

Asintió antes de pararse sobre la punta de sus pies y conectar sus labios con, sin dudarlo, el amor de su vida.

Hyunjin los condujo hasta la cama, donde apoyó la espalda de Felix con delicadeza. Se cernió sobre él con cuidado de no dejar caer todo su peso sobre la frágil anatomía.

i know your secret | hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora