[ ᴇ ᴍ ɪ ᴛ ɪ ᴇ ɴ ᴅ ᴏ ]
Cuando su rol como la líder y monarca del imperio es terriblemente cuestionado, la emperatriz de China, Zhou Tzuyu, buscará ayuda para conservar su corona además de obtener consuelo para su atormentada alma en la persona que me...
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Verano de 1997, palacio imperial de América
—¡Sakura, hija!
La princesa heredera miró hacia la entrada de su habitación, en dónde su madre llegaba agitada acompañada de su esposo. La emperatriz T/n puso su mano en el pecho, entrando a la habitación lentamente cuando Sakura le concedió el permiso. Haruto se recostó en el marco de la puerta mientras veía todo con los brazos cruzados.
El trabajo de parto había terminado hacia una hora más o menos, y la noticia de que la nieta de la emperatriz había nacido se había esparcido por todo el palacio y muy seguramente, por todo el imperio.
Sakura sonrió cuando su madre se puso de pie al lado de la cama, y está, con ojos llorosos, veía como su hija cargaba a la suya con tanta naturalidad. Sakura removió la delgada tela que reposaba sobre el rostro de su bebé para que su madre pudiera verla, la cual sonrió inmediatamente al ver a la bebé dormitar.
—Ella es... Es... -la emperatriz T/n sollozó, limpiando una lágrima de su mejilla- Es hermosa... -dijo, luego preguntó- ¿Ella está bien?
Sakura suspiró con cansancio, sonriente. —Lo suficiente como para llorar toda la noche sin descanso, tiene pulmones saludables -respondió Sakura, luego miró a su madre- ¿Quieres cargarla?
La emperatriz T/n sonrió e inmediatamente asintió, está tomó el pequeño bulto de mantas y cobijas y lo posó en sus brazos, admirando más de cerca el rostro de su nieta. La emperatriz sonrió aún más en medio de lágrimas silenciosas.
En ese momento, Sakura miró a Haruto, y el japonés, algo tímido, asintió ante la mirada de su esposa, indicándole que todo estaba bien. Sakura suspiró antes de hablar, tomando valor para lo que diría a continuación.
—Su nombre es T/n -dijo Sakura, la emperatriz dejó de ver a su nieta para ver a su hija y a su yerno.
Hubo un pequeño silencio.
La emperatriz estaba notablemente confundida, pero aún así rió, negando suavemente. —¿Están seguros de querer que se llame igual a mi? -está pregunto, Sakura asintió- Haruto ¿Tú estás de acuerdo con esto?
Haruto asintió. —Fui yo quien propuso el nombre, Sakura quería darle otro más aburrido y ese quedó en segundo lugar -este dijo, luego descruzó sus brazos y se acercó a la cama, junto a Sakura- Haz hecho mucho por nosotros, tanto por mi, como por Sakura y ahora por mi hija. Creo que... Darle el nombre de su abuela es algo que nos recordará de buena manera y en todo momento que gracias a usted y sus actos es que ella está aquí.
Y Haruto tenía razón, la emperatriz T/n había hecho hasta lo imposible para poder que el hijo adoptivo de su hermano el emperador Raiden de Japón, el principe Haruto, pudiera ingresar a los altos escalafones de la familia imperial americana, de autorizar su matrimonio aún cuando su hermano estaba en contra de llevarlo acabo (al principio solamente) y de facilitar todos los medios accesibles para que su primera nieta pudiera desarrollarse y nacer sana y salva. Por supuesto, Haruto había renunciado a cualquier derecho como principe y a cualquier título nobiliario en Japón, había renunciado a su nacionalidad y a su derecho como un miembro de la familia imperial japonesa para convertirse en un miembro menor de la familia Miyawaki. Un príncipe menor.
