Comúnmente los viajes en avión suelen ser tediosos e insufribles para cualquier persona por las interminables y casi infinitas horas que se pasaba sentado en un espacio reducido a más de diez mil metros de altura viajando a una increíble velocidad de más de ochocientos kilómetros por hora.
Pero para Tzuyu las quince horas de vuelo que había entre Beijing y Washington D.C fueron muy pocas.
Durante el vuelo su mente cansada y descontrolada le negó el placer de descansar el tiempo que su cuerpo necesitaba, cada vez que cerraba sus ojos la imágen de cierta mujer de cabello azabache se hacía presente en ellos, cada vez que se distraía su mente le recordaba que estaba subida en un jet de camino a una nación muy lejana para casi, y prácticamente, rogarle a alguien más por ayuda para mantener estable su vida. ¿Qué tan bajo podía caer?
Para cuándo el avión tocó suelo en tierras americanas el piloto le informó a la emperatriz de China que todo había salido correctamente y que habían llegado al Aeropuerto internacional imperial de Miyawaki en la hora estipulada después de su pequeño retraso al salir de China; las 3:35 de la mañana.
La morena no quería bajarse del avión, ella simplemente quería hacerse bolita en su asiento y decirle al piloto que regresará de inmediato a Beijing, que la ayuda de la azabache no era tan necesaria como lo parecía, pero cuando Shuhua le dijo que dejará de lado ese comportamiento inmaduro Tzuyu supo que no tenía otra opción más que aceptar, tragarse a fondo blanco su orgullo e inmadurez y enfrentar al mundo y sus problemas como la adulta que se suponía era. Tras estirar su cuerpo durante unos minutos la morena salió del avión a pasos lentos tras de Shuhua, quién iba hablando por teléfono con alguien quien Tzuyu desconocía por el momento.
Tras salir de la zona de llegadas del aeropuerto por una puerta secreta del ojo público tanto Tzuyu cómo Shuhua salieron al estacionamiento privado reservado para la comodidad de personas que poseían un estatus social alto, quién en este caso sería la persona más importante en todo el oriente asiático. Pronto una camioneta bastante grande y que se notaba demasiado segura llegó hasta el frente de ellas, casi de inmediato un hombre vestido de traje negro y lentes oscuros se bajó del auto y se postro frente a ellas, reverenciando al par de mujeres en el proceso.
—Su alteza Zhou, princesa Yeh, sean bienvenidas a Washington D.C, espero que su vuelo hasta aquí haya sido ameno -este dijo con su voz gruesa, este hizo señas a varios hombres que se bajaron de otro auto para que comenzarán a llevar el equipaje de las dos mujeres- Fui enviado por la emperatriz T/n a su encuentro para escoltarlas y llevarlas al palacio, allí podrán descansar unas horas de su largo vuelo y tomar un baño si así lo desean para estar relajadas. Su majestad T/n las verá en el desayuno, hoy son sus invitadas especiales.
—¿Invitadas especiales? -preguntó Shuhua curiosa, el hombre asintió.
—Aunque su llegada no estaba planeada con anterioridad esto sigue siendo una visita de estado en todo sentido y regla, una monarca extranjera nos visita por primera vez, sea privada o no hay que darle a esta reunión toda la importancia que se merece -respondió este, luego abrió la puerta- Más que todo si se trata de alguien tan importante para la emperatriz T/n cómo lo es su alteza real Zhou.
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𝐄𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 | ᵀᶻᵘʸᵘ ʸ ᵗᵘ
Fanfiction[ ᴇ ᴍ ɪ ᴛ ɪ ᴇ ɴ ᴅ ᴏ ] Cuando su rol como la líder y monarca del imperio es terriblemente cuestionado, la emperatriz de China, Zhou Tzuyu, buscará ayuda para conservar su corona además de obtener consuelo para su atormentada alma en la persona que me...