🧵Cap 23🌆

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Noche en Clayrace

El grupo de chicos se dirigía rumbo al puerto, iban en la carroza.

—¿Creen que Marcus y el resto estén bien? —preguntó Lana.

—Seeee —le contestó Darya de manera alegre—, ahora pueden salir del pueblo cuantas veces quieran.

—Atención creo que ya llegamos —dijo Lash y todos se asomaron por la carroza.

Quedaron asombrados al ver lo que tenían delante, al terminar el camino había una muralla inmensa de roca con unas puertas de madera grandes, además habían guardias en la entrada, estos llevaban una armadura azul oscura con detalles en blanco y el logo de un tigre blanco con rayas azules en el pecho, algo característico de estos soldados es que todos usaban espadas occidentales en la cintura cada una con diseños distintos en la empuñadura.

Al acercarse Lash se puso la capucha y escondió su katana dentro de la carroza, detrás Lana se sentía algo nerviosa por los guardias.

—Tengo miedo... Yo... Soy diferente... Hasta ahora sólo habíamos estado en pueblos pequeños, pero esto es un lugar enorme.

—No te preocupes —Elisette la abrazó y le sonrió amablemente—, todo estará bien, no permitiremos que te pase nada.

Al llegar los guardias se quedaron mirando a Lash y lo frenaron un momento, este no habló sólo se quedó esperando mientras uno de ellos iba por detrás a revisar la carreta, al hacerlo vio a todos detrás de esta, Aegan lo saludó sonriendo, pero el soldado sólo miró por todas las esquinas, al ver a Lana esta se hecho un poco para atrás, el sujeto se sorprendió y notó que la pequeña estaba nerviosa.

—Tranquila pequeña —el tipo sonrió—, aquí en la ciudad de Clayrace no discriminamos a nadie —esto hizo que la pequeña se calmara y la princesa sonriera—, esta todo limpio Rex dejalos pasar.

El otro suspiró y se apartó del camino, Lash se quedó mirándolos de reojo mientras entraba.

—Parecían buena gente —exclamó Darya.

—De todas formas aunque el guardia nos dejara pasar yo y Darya somos demonios, tenemos orden de captura, al menos yo si —dijo el chico.

—Yo también, pero eso era más para el sur —dijo la chica—, por aquí no me deben conocer mucho, además los carteles no hacen mucho honor a como somos, tu deberías saberlo mejor que nadie.

—Cierto —suspiró con pesar Lash recordando que su cartel no se parece en nada a él—, bueno lo primero será encontrar un lugar donde quedarnos, ya he estado en ciudades grandes como esta antes, sobreviví gracias al dinero que robaba de las personas de la calle. Supongo que tendré que hacer lo mismo.

—Increíble, si tuviera toda mi fortuna esto no pasaría —exclamó la princesa.

—Ay vamos justo cuando te estabas volviendo más ruda y menos mimada —le dijo Aegan alado lo que la enojó.

—Callate maldito campesino —le gritó y este sólo rió.

—Que bien se llevan esos dos —exclamó Darya mientras los veía sonriendo.

—Jiji sip, no se que esperan para estar juntos —le dijo la pequeña a su lado y Romi ladró asintiendo.

—¡¿Eh?! —dijeron tanto el castaño como la pelirroja al mismo tiempo.

—Que ruidosos son... —se quejó Lash manejando la carreta al frente.

Después de un rato Lash se encargó de robar fácilmente algo de dinero con el que pagó el alquiler de dos cuartos en una posada para reducir los gastos, en uno estarían los chicos y en el otro las chicas.

El Demonio de La Luna RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora