🦃Cap 43💨

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Origen de los Ángeles

Danzel se encontraba volando por los cielos sobre la ciudad cargando en sus brazos a Emily que se aferraba a su cuello con fuerza.

-Calma pequeña, me vas a ahorcar -le decía el chico sudando nervioso.

-Es la primera vez que vuelo tan alto, no me dejes caer -decía esta nerviosa mirando lo alto que estaban-, a todo esto... ¿A dónde me llevas?

-Como te dije antes ahora vine a por ti, verás tengo un plan en mente y necesito ayudantes -comenzó a explicar-, la primera que se me vino a la mente fuiste tu, investigué y vi que te habías velto fuerte y hábil con el estoque, y bueno lamento decir esto, pero que ese tipo se te lanzara fue la escusa perfecta para sacarte de allí.

-Yo lo maté... -decía temblando un poco sus manos-, no hay manera de que vuelva a ese lugar, no se que hacer con mi vida.

-Lo se, cuando nos conocimos me contaste que toda tu familia había muerto y ahora con esto perdiste tu único hogar -le dijo con una expresión seria-, pero no te preocupes, para eso estoy aquí, te daré refugio, comida y lo más importante, un objetivo por el cual vivir.

La chica quedó algo sorprendida con esas palabras, era tal como el decía, no tenía un objetivo fijo que perseguir, ni un lugar donde quedarse, a lo mejor si se quedaba con él podría encontrar una razón para seguir viviendo.

-Antes que nada ¿Me podrías decir que te pasó, eres acaso uno de esos demonios de los que he escuchado? -le preguntó curiosa la chica.

-Claro, tengo que contarte todo -el chico se paró, la chica se dio cuenta de que se encontraban sobrevolando un bosque, bajó con cuidado aterrizando y dejando a la chica en el suelo que se sacudió su falda con cuidado-, para empezar no soy un demonio, soy algo mejor -dijo con orgullo sonriendo-, verás ¿Recuerdas aquella vez cuando nos conocimos? Habían 21 niños, todos con alguna lesión o algún problema, resulta que no nos dijeron toda la verdad, en realidad no nos iban a salvar, éramos ratas de laboratorio en un experimento.

Emily quedó sorprendida con esto abriendo los ojos como platos, recordó la conversación de aquellos señores con el doctor aquel día y comenzó a entender mejor todo.

-Veo que conoces la existencia de lo demonios, eso facilita las cosas, verás, estás criaturas con forma humana y de gran poder han causado muchos problemas a la humanidad -decía mientras caminaba alrededor de la chica-, eran considerados amenazas en cualquier reino, de los que se tenía más conocimiento eran los del reino de Histeria, el rey de ese lugar comenzó a hacer negocios con el rey de Cleotracia, juntos llegaron a la conclusión de crear algo para combatir a los demonios, querían dotar de fuerza a los humanos para poder enfrentarse a esas bestias.

Al mencionar Histeria la chica recordó su pueblo natal que era la capital de dicho reino, aunque era pequeña en aquel momento recuerda vagamente lo suficiente como para saber que aquel rey fue quien causó que su familia entera muriera, recordar aquello le causaba dolor en el pecho y revoltura en el estómago, intentó aguantar para seguir escuchando.

-Peeeero -hizo una pausa algo larga y sonrió-, modificar los cuerpos humanos con partes de criaturas no es tan fácil, los cuerpos terminaban rechazando estas modificaciones porque no las consideraban partes del cuerpo, aunque le amputaran un brazo para ponerle uno nuevo el cuerpo seguía negándose a hacerlo, es por eso que necesitaban dos factores importantes para poder llevar a cabo lo que querían, el primero es que los sujetos tenían que ser jóvenes, en específico niños entre 10 y 15 años, ya que de funcionar, debían adaptarse a sus nuevos cuerpos y eso llevaría tiempo, por eso querían niños en pleno desarrollo, y la otra que era muy importante, necesitaban que dichos niños tuvieran discapacidades o enfermedades que los afectarán de manera física, ya que al faltarles alguna parte del cuerpo de manera natural cuando se le insertaba una nueva esta la reconocía como prótesis y se adaptaría, porque esa parte nunca existió, su cuerpo no sabe como es, podría tener cualquier forma.

El Demonio de La Luna RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora