🌌Cap 54🌀

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La Danza del Sol ha muerto

Danza del Sol: Taiyo no ryu -lanzó el potente golpe directo al ángel, todos quedaron sorprendidos con esto, pero... la pierna sana de Aegan falló sin poder sujetar todo su cuerpo ella sola y el puño pasó por el costado del rostro del ángel sin golpearlo, enviando sólo una potente onda de aire hacia atrás-. Mierda... Pensé que iba a funcionar como la pelea con Craniel... -protestaba apoyando su pierna de hueso para no caerse, su ojo se apagó definitivamente y el dragón a su espalda soltó un grito de dolor mientras desaparecía entre las llamas.

-Je... jejej... jejejeje... Jejejejejejeje ¡Jejejejejejejejejejejejejejeje! -Gravius comenzó a reír con fuerza sin moverse del lugar justo en la cara de Aegan haciéndolo enojar, intentó atacarlo, pero desapareció en un parpadeo y apareció al costado atinandole una patada giratoria en el rostro, luego otra, y otra, y otra hasta lanzarle muchas al mismo tiempo haciéndolo retroceder-. ¡Demasiado lento!

Gravius comenzó a moverse a toda velocidad y a golpear el cuerpo de Aegan por distintas partes cortándolo con sus garras y golpeándolo al mismo tiempo formando así mismo un gran tornado de polvo a su alrededor, que terminó con agarrar su rostro con su garra y estamparlo contra el suelo agrietando este, luego lo alzó con el pie mostrándolo como un premio a todos y lo lanzó a un lado estando el chico con los ojos en blanco.

-Aegan... -Susurraba la princesa, sus manos hacían fuerza intentando levantarse del trono, sabía que si lo hacía lograría acabar con esta tortura, pero... algo en su interior se lo impedía.

-Yo gané... soy más rápido y mejor... -decía jadeando cansado Gravius, su cuerpo dejaba de vibrar volviendo a la normalidad, tenía una gran sonrisa de victoria en su rostro, pero... esta se borró al ver a Aegan de rodillas jadeando frente a él-. ¿Qué tengo que hacer para que te quedes en el maldito suelo Aegan? -decía enojado comenzando a vibrar un poco de nuevo.

El castaño alzó la vista, su ojo estaba con el globo completamente en rojo por la sangre, tenía una mirada decidida.

-Aegan... -dijo la princesa en voz baja observando la espalda del castaño arrodillado en el suelo.

La vista del chico estaba borrosa, apenas podía mantenerse erguido, jadeaba mucho y le dolía cada músculo y hueso del cuerpo, sin contar toda la sangre que lo bañaba.

-¡Esto tiene que terminar, agradezco que protejas a mí hija, pero estás yendo demasiado lejos! -le gritó Marianette al castaño-. Sólo... Quédate en el suelo.

-¡Eso es, ya para, no queremos más muertes! -gritaba uno de los habitantes del público.

Junto a él varios más que le gritaban cosas como que se rindiera o que aceptara la derrota, Aegan escuchaba todo esto sintiéndose débil, sin fuerza para levantarse.

-¡Callenseeeeeee! -Elisette soltó un grito ahogado provocando un silencio en toda la zona-. Aegan... yo... la verdad es que no quiero que pierdas -agarró su antebrazo donde tenía amarrado a modo de pulsera un pedazo de la enguantada vieja del chico-. ¡Quiero que te levantes y ganes por mi, quiero que te conviertas en el rey de Cleotracia junto conmigo, así que demuestrale a tu futuro pueblo lo que vales! -con montones de lágrimas en sus ojos agarró aquella cinta y la lanzó al aire, esta viajó hasta llegar a donde estaba el chico arrodillado, casi pasa por su lado, pero este la agarró con su mano.

-Elise... gracias... por aún confiar en mí después de todo -el chico sonrió y sorprendiendo a todos, incluso a Gravius, se volvió a poner de pie-, nunca había sentido tanto dolor, apenas puedo mover mis músculos, tal vez... sea el momento... -tomó aire y agarró la cinta colocándosela en la frente debajo de su cabello amarrándola, mostrando en la mirada de su ojo el mismo sol de siempre, pero apagado en un tono negro-, es hora de que La Danza del Sol muera.

El Demonio de La Luna RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora