❝Entre Sombras y Recuerdos
La sala de reuniones estaba impregnada de humo y tensión. JungKook, el mafioso más temido del cartel, se sentó al extremo de la mesa con un cigarrillo entre los dedos y su traje color vino luciendo en su esbelta y ejercitada figura. Los distribuidores, hombres de miradas frías y manos manchadas de sangre, esperaban sus órdenes.
— El próximo cargamento llegará por la ruta del sur — dijo JungKook, su voz firme y calculadora resonando antes de soltar el humo de la reciente calada.— Asegúrense de que todo esté en orden. Cualquier error será pagado con sangre.
Los hombres asintieron, pero JungKook apenas los veía. Su mente estaba en otro lugar, atrapada en un sueño húmedo que lo había perseguido desde la noche anterior. Hyeri, su obsesión prohibida, había aparecido en su subconsciente como un fantasma ardiente.
En el sueño, ella estaba allí, en la penumbra de su alcoba. Las sábanas de seda acariciaban su piel, y sus labios se encontraban en un baile peligroso. JungKook había sentido su calor, su deseo, como si el mundo real se hubiera desvanecido.
— ¿Qué eres, Hyeri? — murmuró JungKook en el sueño.— ¿Un ángel o un demonio? ¿La salvación o la perdición? — Sus dedos habían explorado cada centímetro de su cuerpo, y ella había respondido con gemidos que aún resonaban en su mente.
Pero ahora, en la sala de negocios, JungKook no podía permitirse distracciones. El cartel era su vida, su imperio. Hyeri era un peligro, una debilidad que no podía permitirse.
— ¿Está bien, jefe? — preguntó uno de los distribuidores. JungKook asintió, apartando los recuerdos para dar otra calada a su calmante.
— Todo está bajo control — respondió con seriedad, soltando el humo lentamente mientras su mirada se encontraba con cada uno de los distribuidores mientras escuchaba los planes para el siguiente cargamento.
Pero en su interior, la imagen de Hyeri seguía ardiendo. La pasión prohibida, el deseo que amenazaba con destruirlo todo. JungKook sabía que no podía tenerla, pero en ese momento, en la sala oscura llena de voces que planificaban sobre su negocio, su mente estaba en otra parte... específicamente entre las piernas de aquella jovencita que se moría por comer.
Así continuó la danza peligrosa entre los negocios y los recuerdos, entre la sangre derramada y el fuego de su obsesión. JungKook era un mafioso, pero también un hombre atrapado en la telaraña de un deseo prohibido.
——— • ☙ • ———
En la penumbra de la tarde, JungKook se ocultaba detrás del volante de su auto negro y vidrios polarizados, su mirada fija en la entrada del recinto. Hyeri, la chica prohibida para él, salía con su uniforme impecable. La falda plisada rozaba sus muslos, y la blusa blanca resaltaba su figura delicada mientras sostenía unos libros caminando hacia un sitio donde sentarse.
JungKook no podía apartar los ojos de ella. Cada paso que daba, cada movimiento grácil, era un tormento para su alma atormentada. El cabello de Hyeri caía en cascada sobre sus hombros, y sus labios estaban pintados de un rosado tentador.
— ¿Qué haces aquí? — se reprochaba JungKook en un susurro sabiendo que ese territorio estaba prohibido para su cartel. Pero no podía alejarse. Hyeri era su obsesión, su pecado. La forma en que la falda se adhería a sus caderas, la manera en que cruzaba las piernas al sentarse en el banco del parque cercano... todo era una tortura dulce e inocente.
Los otros estudiantes pasaban junto a ella, ajenos al depredador que los observaba. JungKook sabía que no debía estar allí, que su mundo peligroso no tenía cabida en el entorno inocente de Hyeri. Pero su deseo lo arrastraba, como una marea imparable.
Hyeri era una niña aún, apenas y la mayoría de edad alcanzó, pero si creían que eso era lo que frenaba a JungKook... estaban equivocados.
Hyeri era hija del jefe del cartel enemigo de JungKook, y no sabía si ella era consciente del peligro que rondaba a su padre porque este lo camuflaba bajo la fachada de buen empresario; lo que sí sabía era que esa nena era su pecado más grande. Y eso que manejaba un imperio de drogas con mucha sangre derramada por el negocio.
— ¿Qué secretos escondes bajo ese uniforme? — susurró JungKook sintiendose excitado.— ¿Qué sabor tendrán tus labios si los robo en la oscuridad? ¿o tus otros labios llenos de tu excitación? — Las imágenes de su sueño húmedo se mezclaban con la realidad, y él se perdía en la fantasía, llevando la mano a su miembro para apretar un poco el bulto creciente en su pantalón.
Hyeri se detuvo un instante, como si sintiera su mirada. Sus ojos se levantaron hacia donde él estaba estacionado, y JungKook vio el destello de complicidad en esos ojitos hermosos e inocentemente seductores. No sabía si ella podía verlo a través del parabrisas oscuro, pero parecía que sí sabía quién la estaba acechando.
La vio sonreír un poco con sus hermosos labios rosados. Ella cambió sus piernas cruzándolas al contrario, provocando así que su falda se subiera un poco más dándole una hermosa vista de sus muslos.
¿Acaso era consciente de lo que él hacía y le gustaba? ¿O sólo era una travesura de una adolescente llena de hormonas? Fuese lo que fuese hacía que su cuerpo se sintiese más atraído a su persona.
La campana sonó, y Hyeri se alejó, dejando a JungKook solo en la penumbra. Pero su imagen quedó grabada en su mente: la chica con el uniforme, la promesa de un pecado que lo consumiría hasta el final.
Apretó el volante con fuerza y respiró de manera pesada para calmar lo agitado que estaba su pecho. Relamió sus labios y siseó un poco al sentir la molestia bajo sus Jeans negros, miró hacia su regazo y luego suspiró. Tomó el teléfono que había dejado en la palanca de cambios y marcó el número de su puta número uno para bajarle esa calentura.
— En mi habitación, diez minutos, desnuda sobre la cama. — murmuró eso sin escuchar una palabra de ella y luego colgó. Miró hacia la entrada del colegio y luego encendió el vehículo para irse rápidamente de allí.
Así continuó la danza peligrosa entre el mafioso y la estudiante, entre la oscuridad y la tentación. JungKook sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía evitarlo. Hyeri era su perdición, y él estaba dispuesto a arder por ella.
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dαmηα†iσɳ ᴶᴶᴷ|₊₁₈
FanfictionDamnation | ❝Mi Adicción, Mi Destrucción❞ ❝El deseo ferviente de un pecado naciente que te enviaría a tu más profundo infierno. Ese es mi deseo.❞ © Contenido explícito. Libro♯¹ No acepto copia y/o adaptación. . Graphics by @jkxloves