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『³⁷』

❝ El que se entrega al mal por el mal mısmo no actúa por debılıdad, sıno por fuerza; y de ese modo no lamenta por la mañana los excesos cometıdos la noche anterıor, sıno que se felıcıta por haberlos cometıdo. En esta dıreccıón se halla la felıcıdad, no cabe la menor duda.❞

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— No puedo creer que te estoy viendo luego de tanto tiempo... es una locura ¿no? — mencionó Lina con una amplia sonrisa. Hyeri sonrió un poco y luego se vio avergonzada. No sabía que excusa inventarle, pues no quería hablarle a nadie de lo que pasó con ella ese tiempo.

— Lo sé... lamento no haberme comunicado. — murmuró por lo bajo y la chica tomó de su café antes de negar con su cabeza.

Habían ido a un lindo café de la ciudad para ponerse al día. Su psicólogo le recomendó distraerse, y aunque no confiaba mucho en él, ella decidió hacerle caso en esa parte.

— Ni que lo digas. — la miró con los ojos en grande y ella esperó a que continuara.— yo tampoco lo haría si me envían un largo periodo a Paris a disfrutar de unas grandiosas vacaciones y... — siguió hablando pero ella se distrajo en lo que vio un auto negro al fondo de la calle.

Sus vidrios polarizados le brindaban la idea de que fuera él, quien nuevamente estaría viéndola desde lejos. Pero descartó la idea en lo que el auto pasó a un lado de ellas y quien lo conducía no era él. Hyeri suspiró bajando la mirada y la voz de Lina la sacó de su ensoñación.

— Lamento si soy un poco frustrante con las preguntas, Hyeri... si te incomodo dímelo ¿sí? — la castaña negó con una sonrisa y tomó de su taza de café.

— No, tranquila Lina... sólo estoy un poco confundida al volver a la realidad. — rio un poco y su amiga la acompañó. Al menos se lo creyó.

Siguieron hablando un rato de eso, de su "viaje" fuera del país y tuvo que inventarse cosas para que la historia fuera real. Pero no perdió la oportunidad de mencionar algunas cosas que sí pasaron cuando fue con JungKook.

— Fue increíble... — dijo con la mirada perdida.— Las noches parecían eternas pero cuando amanecía me daba cuenta de lo cortas que fueron. — enfocó su vista en su amiga y ella la miró con picardía.

— ¿Acaso ocurrió algo que no me has dicho? — su tono coqueto y el toque de su mano en la suya por encima de la mesa le brindaban la complicidad que quería mostrarle.— ¿Algún amor fugaz que te haya hecho pasarla fenomenal? — Hyeri rio un poco negando con su cabeza hacia la picardía de su amiga.— No me digas que es el mismo del club... — la miró sorprendida armando todo en su cabeza.— ese hombre estaba loquito por ti amiga. — rio un poco y Hyeri se sonrojó.

— No. — rio negando y bajando la cabeza.— eso fue sólo esa noche...

— Umm — entrecerró sus ojos con sospecha.— Seguramente fue una gran noche por lo visto... luego de los tragos ese día no te volvimos a ver y tu madre dijo que un auto lujoso te fue a llevar a casa la mañana siguiente. — Hyeri rodó los ojos.

— No es mi madre, solo es la zorra de mi padre. — Lina la vio sorprendida y luego ambas se sumergieron entre risas mientras seguían tomando de su café.

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En una carretera desolada, un camión de carga avanzaba lentamente bajo la luz de la luna. Los conductores, nerviosos por esa ruta nueva, intercambiaron miradas mientras el vehículo se adentraba en territorio enemigo. El camión, aparentemente cargado de frutas, ocultaba un valioso contrabando.