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『²⁶』

❝ A juzgar por el conocimiento expuesto por teólogos, solo podemos concluir que Dios creó a la mayoría de los hombres simplemente para abarrotar el infierno.❞

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— ¿Volver? — preguntó Hyeri entristecida con lo que le acababa de decir JungKook. Este mismo metió sus manos en los bolsillos y la miró fijamente, asintiendo de forma lenta.— pero si tenemos sólo dos semanas...

— Sabes que mi trabajo no espera, no hace pausa ni perdona tiempo perdido. — mencionó viéndola fruncir los labios. Tan infantil pero tan tierna y hermosa a su vez.

— ¿Consideras que esto es una pérdida de tiempo? — preguntó poniendo ojos tristes y él de inmediato negó.

— Sabes que no pienso eso. — sonrió un poco y ella también lo hizo, sonrojándose mientras lo veía.

— Pero dijiste que sería un mes... — se quejó suavemente y él levantó la mano para acariciarle la mejilla.

— Lo sé... pero desde que me vine las cosas no marchan bien por allá. — mencionó desganado y amargado a su vez por la interrupción de sus vacaciones junto a su chica.

— JungKook pero allá seguramente te llenarás de trabajos y me quedaré sola de nuevo. — se quejó otra vez y JungKook miró hacia arriba con ganas de pegar el grito al cielo.

Por los mil demonios, Hyeri parecía querer chantajearlo con algo que aún no sabía.

— Igual íbamos a volver en unas semanas. — añadió y ella asintió.

— Sí, pero por lo menos disfrutaría un poco más de mi ciudad soñada. — mencionó con nostalgia mirando hacia la ventana.

— Prometo recompensarlo ¿sí? — prometió viendola con una pequeña sonrisa desde arriba mientras ella estaba sentada a la orilla de la cama y él parado frente a ella.

Hyeri solo le dio una sonrisa pequeña y no dijo más.

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Hyeri y JungKook salieron del vehículo, viéndola él caminar hacia el interior de la mansión con rapidez como si quisiera evadirlo. Él resopló ante eso y sonrió un poco negando con las gafas de sol puestas bajo el fuerte sol del medio día.

Con pasos ligeros y relajados caminó él también hacia el interior de la estructura, viendo al señor Sung esperarlo dentro de la misma junto a otras empleadas.

— Bienvenido joven. — JungKook sonrió y se quitó las gafas de sol haciendo suspirar a las empleadas, que por lo que él veía eran nuevas.— ¿ha ido todo bien? — preguntó un tanto curioso por la actitud de Hyeri hacía un momento.

— Todo ha estado de maravilla. — mencionó con una sonrisa suave y el mayor lo miró confundido.— ya se le pasará. — añadió refiriéndose a la chica.

— ¿No quería volver? ¿Por eso está molesta? — preguntó como si JungKook se tratara de su propio hijo; si no es que lo fuera prácticamente.

— No, está molesta porque no confío totalmente en ella para que me corte el cabello. — sonrió ampliamente y el mayor negó con una sonrisa burlona por lo contado.

Pero eso era sólo la excusa perfecta de JungKook para explicar las actitudes de Hyeri.

— Usted quería tenerla cerca ¿Cómo le negó eso? — preguntó intrigado y JungKook sólo rio para caminar hacia las escaleras.