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『²⁴』

❝ El placer sexual es la pasıón que gobıerna al resto, pero en la que todas se unen.❞

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— Entonces ¿se fueron a París? — preguntó el hombre hacia el más joven. Estando ambos en su despacho conversando un poco de las actualizaciones en su negocio y en la vida de ambos carteles.

— Justo hace unas cuantas horas. — respondió el pelinegro mientras fumaba esta vez de un tabaco.

— Veo que su inteligencia es superior a lo que yo pensaba. — susurró para sí mismo.— ¿Entonces vienes aquí a eso o traes algo mejor que ofrecerme en vez de un chisme? — el joven sonrió hacia el señor y soltó el humo.

— Sí, vengo a proponerte un negocio. — se inclinó para tomar el vaso de cristal que contenía su Whisky favorito.

El mayor lo miró con los ojos entrecerrados.

— Te escucho.

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Ya de madrugada, JungKook buscó un cigarrillo y lo encendió para irse al balcón, sentado en el sillón del mismo, se sirvió un trago de la botella que había comprado en el bar y tomó del mismo haciendo un sonido con su garganta por lo fuerte y bueno que estaba.

Llevó su cigarrillo a los labios y empezó a calar de él cuando quiso recordar lo recién vivido esa noche junto a ella.

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— ¿Te gusta? — preguntó el pelinegro al verla disfrutar de la deliciosa comida que Paris les brindaba en su primera noche. La verdad no podían quejarse, hasta el chófer estaba comiendo en una mesa aparte.

— Me encanta. — hizo un jadeo al sentir el sabor en su boca y lo miró encantada.— había probado la comida francesa en casa pero... — masticó más.— comerlo en Francia es... otro nivel.

JungKook sonrió con ello y no mencionó nada más para dejarla comer tranquilamente. Este era su viaje; su primer viaje juntos, así que no lo estropearía con conversaciones que ni al caso.

Al poco tiempo de haber comido, ambos se sumergieron en un paseo a pie hasta cierta zona donde el chófer les indicó que les esperaría.

Para JungKook era su fantasía, su sueño hecho realidad el cómo Hyeri caminaba a su lado abrazando su brazo mientras su cabeza se recostaba un poco de este. Lo hacía sonreír como estúpido y no debía.

— ¿Iremos a la torre Eiffel? — preguntó con tono soñador y levantó un poco la vista hacia el prepotente hombre con tatuajes y cabello largo hasta la mitad del cuello.

— Si quieres, pues iremos. — ella sonrió ampliamente y apretó un poco más su agarre a su brazo cubierto por el saco de su traje. Él nunca perdía su elegancia y a ella le fascinaba verlo.

Estás loquísima, Hyeri. Rodó los ojos ante el pensamiento, y desgraciadamente ella sabía que estaba en lo cierto. Se estaba volviendo dependiente a sus tratos detallistas y confusos.

En cuanto llegaron a la torre Eiffel, Hyeri sacudió el brazo de él y lo miró con una sonrisa amplia, quedándose en sus ojos oscuros.

Es un mafioso, es un asesino, es un...

— Es un sueño. — murmuró sonriente poniéndose frente a él y JungKook sonrió suave al verla tan emocionada. Le encantaba verla feliz, y estando con él; era raro pero le hacía feliz a él.