『⁴⁹』

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❝ La verdadera felıcıdad yace en los sentıdos❞

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— ¿Cómo eran sus padres? — preguntó la joven hacia el señor Sung sentado junto a ella en el sofá mientras tenía al bebé en sus brazos haciéndolo recordar a JungKook de pequeño.

Estaba conociendo al pequeño luego de ir a visitar a Hyeri.

— Su madre, BaiGi, era una mujer muy valiente y entregada a su familia... nunca estuvo de acuerdo con que su esposo creara un cartel, pero era la única manera de salir vivos de las garras de Lee HaRu luego de que el señor Jeon quisiera dejar Linkers. — contó con suavidad.

— Imagino que su padre era una persona decidida al igual que JungKook ¿no? — sonrió levemente al ver a su bebé removerse dormido en los brazos de quien prácticamente era como su abuelo.

El señor Sung resopló una sonrisa con el recuerdo mientras veía al bebé en sus brazos removerse. Levantó la mirada hacia Hyeri y le sonrió.

— El joven JungKook es una copia casi exacta de su padre... cada vez que lo veo, recuerdo a JeonSeo. — bajó de nuevo la mirada al pequeño en sus brazos y sonrió con cariño.— es lo mismo ahora que veo a este hermoso bebé... es como ver a JungKook de nuevo.

Hyeri sonrió encariñada con sus palabras y se sintió llena con ellas. Le encantaba que su pequeño se pareciera tanto a él.

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Se separaron luego de un rato sin querer hacerlo, sus respiraciones estaban aceleradas y él, en cuanto abrió sus ojos, la vio con el rostro bañado en lágrimas. Intentó en todo lo posible mantenerse firme para poder irse tranquilo, pero verla así solo hacía a su máquina de latir doler mucho más.

¿De cuándo acá tan sensible, Jeon? Se preguntó a sí mismo, pero la respuesta era clara: era Hyeri quien parecía sufrir y eso le dolía muchísimo.

— No llores, hermosa — su voz profunda e íntima le hizo saber mientras le tomaba el rostro y limpiaba sus lágrimas con los dedos.— No me gusta verte sufrir...

— Te extraño tanto — confesó tomando aire en un respingo en cuanto se dio cuenta de que había hablado su corazón y no su raciocinio.— En verdad creí que nunca volvería a verte, que nunca volvería a sentirte... y de una u otra manera estaba aceptando que ese era mi destino... — tragó fuerte y negó con su rostro.— He intentado parecer fuerte todo este tiempo por mí misma y por nuestro hijo... pero me siento totalmente sola, JungKook... — se quebró al final y él chasqueó su lengua para atraerla de su cabeza y meter la misma en su cuello, brindándole a través de ese tacto, la seguridad que ella quería.

— Debes seguir siendo fuerte, hermosa. — JungKook susurró contra su cabello, sintiendo cómo su propio corazón se rompía un poco más con cada sollozo de Hyeri.— No estás sola. Estoy aquí y siempre estaré contigo, aunque no físicamente. Piensa en nuestro hijo, en el futuro que queremos darle. Eso es lo que nos mantendrá fuertes.

Hyeri asintió débilmente, aferrándose a él como si su vida dependiera de ello. JungKook la sostuvo con fuerza, deseando poder absorber todo su dolor y sufrimiento. Sabía que las palabras no eran suficientes, pero esperaba que su presencia le diera algo de consuelo.

— Prométeme que cuidarás de ti y de nuestro hijo. — dijo JungKook, su voz temblando ligeramente.— Prométeme que no te rendirás.

Hyeri levantó la cabeza y lo miró a los ojos, sus lágrimas aún cayendo pero con una determinación renovada.

dαmηα†iσɳ ᴶᴶᴷ|₊₁₈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora