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『³²』

❝ ¿Qué es la razón? Es la facultad que me ha dado la naturaleza para aceptar un objeto y huır de otro en funcıón del placer o del dolor que de ellos puedo recıbır.❞

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JungKook se puso de cuclillas frente a su nueva victima en aquel calabozo. La escoria que se había atrevido a tocar con sus asquerosas manos el cuerpo sagrado y valioso de su chica.

Él, quien con su traje y su camisa de un color blanco con chaleco negro, lo miró de forma seria y peligrosa; una forma que ninguno de sus hombres había visto con las víctimas anteriores.

— Imagino que te dio gusto ¿no? — le miró con la cabeza ladeada al hombre que estaba arrodillado en el suelo del calabozo con las manos atadas a unas cadenas por encima de su cabeza, estirando los brazos lo más que se pudiera para torturarlo poco a poco.— siempre fuiste un traidor, me sorprende y a la vez no el hecho de que HaRu haya creído en la palabra de un imbécil como tu, TaeHyung.

Él le sonrió de lado en respuesta, su sonrisa igual de peligrosa que la del pelinegro frente a él.

— El viejo me hizo perder una gran cantidad de dinero invertido en mi plan, que era mucho mejor que el suyo... la cagó y sabes que no me gusta perder dinero. — contó con desdén mientras hacía un gesto con la lengua.— la clave era la zorra de su hija... con ella, mataría dos pájaros de un solo tiro ¿no crees? — con su lengua rozó la punta de sus dientes en una sonrisa y JungKook sonrió mirando el cuchillo en su mano. Ambos sabían que la tortura empezaría en ese mismo instante.

— En cambio te pusiste aquí, en el calabozo donde tanto te gustaba torturar a las víctimas... ahora te vas a pudrir encima de su sangre. — susurró sonriendo hacia el reflejo del cuchillo.

Seguido a eso colocó la hoja filosa sobre la piel del pecho para escucharlo gemir de dolor. Hizo un corte en diagonal sobre el torso y no pasó mucho tiempo para ver la sangre fluir.

— Ah... jaja. — rio de forma sarcástica con la respiración jadeante.— ¿En verdad crees que yo soy el que está mal? — sonrió de lado y continuó.— yo me entregué a mi propio destino, porque si no eras tu, HaRu también me buscaría... en cambio, probar la delicia entre las piernas dulces de ella me hace pensar en lo mucho que debes estar martillando tu cabeza... — susurró con peligro, mirando a JungKook directamente a los ojos.— Pensar en que estaba tan cerca de ti, probando de ella sin que tu pudieras hacer algo. — sonrió y luego rio un poco al ver la respiración molesta y jadeante de JungKook.— Dime... ¿Recordará lo bien que la hice pasar?

Tan pronto como terminó, recibió un puñetazo del iracundo hombre frente a él. Pero eso sólo lo hizo reír un poco más.

— Eres la peor mierda que ha pisado este cartel... por eso tu padre te despreciaba y nunca quiso mantenerte al tanto del negocio. — el moreno sonrió. Aún mantenía el pantalón y la camisa del traje, pero esta última estaba desabrochada para dejar ver su torso ya ensangrentado.

— Acepta de una vez, Jeon... no podrás vivir nunca con otra carga en tu consciencia. — murmuró nuevamente con tono peligroso.— Tus padres murieron dejándote una gran carga con quince años... a los diecisiete tu hermana se quitó la vida por que no estabas presente para ayudarla ¿Y ahora qué? Tu supuesto amor está herido... — se acercó un poco para mirarlo con amenaza.— y tú tampoco pudiste hacer algo por ella... porque aunque te pese, ella siempre estará herida.

Rio un poco al terminar de decir eso, pero con la ira dominando todos sus sentidos, JungKook le tomó fuertemente la mandíbula para hacer una línea horizontal con el cuchillo en su boca y con eso, logró callarlo para sólo escuchar sus gritos de dolor.