『³⁸』

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❝ La prımera ley que me ındıca la naturaleza es deleıtarme a costa de quıen sea.❞

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Hyeri entró a ese sitio con fastidio y a su vez terror. No sabía qué podia pasar con ella en casa luego de lo que le dijo su padre la última vez.

— ¿Puedo ayudarle en algo? — dijo la mujer detrás del mostrador.

— Ah sí... — rebuscó en su chaqueta y colocó el papel que le dio su doctor hace un momento.— mi médico dijo que debía comprar esto... — luego de que la mujer viera el papel asintió y sonrió suave.

— Claro, déjeme ya vuelvo. Debo mostrarle esto al doctor a cargo. — Hyeri asintió y la chica se fue para hacer lo que dijo que haría.

Mientras ella se quedó viendo todo a su alrededor. No le gustaban las farmacias ni los hospitales, nada de eso que huela parecido; le perturbaba de sobremanera.

La chica volvió y le brindó una cálida sonrisa.

— Bien, señorita Lee, ya le entrego sus medicinas. — buscó una bolsa pequeña y allí guardó las cajas de los medicamentos recetados por el psiquiatra al que había ido por el insomnio que estaba sufriendo desde que volvió a su casa.

Algo que hizo por ella misma sin decirle a su padre, porque la mataría si se daba cuenta de que ella buscó una segunda opinión.

No lo lamentaba, ese otro psicólogo de cuarta no le daba buena espina después de todo.

— Serían cuarenta y cinco mil wones. — la chica asintió y bajó la cabeza para buscar el dinero en su chaqueta. Mientras lo hacía vio algo en el mostrador que captó su atención.

— Disculpe. ¿Cuánto cuesta? — apuntó el cristal y la chica se inclinó observando lo que ella señalaba.

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— ¿Ya llegó? — preguntó HaRu a su esposa mientras esta negó como respuesta.

En el momento en que terminó, la puerta de entrada fue abierta. La joven castaña se dio paso a la mansión y en cuanto miró al frente vio el colérico rostro de su padre.

— Al fin llegas. — murmuró caminando hacia ella, tomándole el brazo un poco fuerte a lo que ella se quejó.— ¿Me puedes explicar qué es esto? — le mostró la tarjeta de Hoony y la chica la miró para luego subir la mirada al hombre.

— Es la tarjeta de Hoony. — respondió intentando hacer como si no le importara.

— Dime que no te has contactado con él. — le dijo en un gruñido y ella negó.— más te vale Hyeri.

— ¡Ya te dije que no quiero saber nada de ellos! ¡Ni de Linkers ni de Poekers, ni de nada que los involucren! ¿me entiendes? — HaRu la miró con molestia y la soltó.

— ¿Ah no? ¿De verdad? — dijo con desdén y resopló una sonrisa irónica.— Si eso es verdad entonces me vas a acompañar a un lugar.

Luego de decir eso en un tono juguetón, ella le frunció el ceño sin entender. La mujer detrás de él parecía también algo asustada así que no podía infravalorar de nuevo las capacidades de su padre.

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La mansión se sumergió en un fuerte silencio luego de una gran explosión que retumbó en la entrada de la propiedad. JungKook se levantó del escritorio luego de tomar el arma bajo el mismo.

dαmηα†iσɳ ᴶᴶᴷ|₊₁₈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora