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『²⁷』

❝ Lo que estamos hacıendo aquí es solo la ımagen de lo que nos gustaría hacer.❞

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Hyeri fue al closet luego de ducharse y optó por vestir algo cómodo, vio en el closet un enterizo que podía verse tanto elegante como sencillo, así que decidió usarlo. El color rosa pálido también le quedaba bien.

Ya al estar arreglada y con un poco de maquillaje, alguien tocó su puerta.

— Adelante. — dio el pase y tan pronto como la puerta se abrió, vio un gigantesco ramo de rosas.— Oh.

Se quedó muda y parpadeó lentamente antes de levantarse y caminar hasta la empleada, que según vio era nueva.

— Disculpe señorita, le ha enviado esto el señor Jeon. ¿Dónde lo coloco? — Hyeri aún sorprendida, le apuntó hacia un escritorio que tenía cerca de una de las ventanas. La chica dejó allí el ramo sobre un florero de cristal hermoso, al devolverse hacia la puerta Hyeri no pudo evitar detenerla.

— ¿Dónde está? — preguntó con el ceño fruncido y ella abrió la boca entendiendo.

— Oh, el señor Jeon salió junto con su primo, Hoony. Dejó dicho que todo lo que usted necesitara, nos lo dejara saber ya que estará fuera todo el día. — notificó con una sonrisa suave y Hyeri asintió comprendiendo.

Bueno, ella específicamente le dijo que resolviera el problema. Suponía que eso era lo que haría.

La chica se fue y Hyeri se acercó al ramo para admirar cada pétalo de cada rosa. Era hermoso sin duda. La curiosidad pudo consigo misma al llevar su mano dentro del ramo en cuanto vio una nota pequeña entre las espinas. Con cuidado la tomó y la destapó leyéndola.

"Con que sigues de curiosa. ¿Qué tal si te hubieses pinchado con las espinas?"

Hyeri llevó la mano a su boca y rio un poco, pues era raro que JungKook le diera tantos mimos siendo como es. Relamió sus labios una vez se calmó y leyó lo demás.

"Perdóname, de verdad prometo recompensarlo."

Luego de leer eso simplemente sonrió y suspiró mirando un punto ciego. No podía negar que él se había portado como un caballero en su viaje, pero seguía teniendo miedo de todo el ambiente en Corea... ir a París fue una salida de su realidad.

¡Ni siquiera parecía o se sentía raptada! ¡Era una locura!

Tras ese pensamiento, dejó la nota en el tocador y se dirigió al closet para ver el vestuario. Habían tantas prendas que no le había alcanzado el tiempo de verlas todas.

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JungKook con su rostro serio e impasible observó a los hombres sentados en la mesa alargada, mientras que él estaba a la cabeza esa vez en la reunión. Todos excepto uno estaba presente, y ya se podrían imaginar quién.

— ¿Cambio de ruta? — preguntó uno de los socios mirándolo con ironía.— llevamos años pasando la misma ruta, no...

— Hay una rata soplona en este negocio. — se apoyo de las manos sobre la mesa y los miró mostrando su mejor rostro de lider.— ¡en este maldito cartel hay un lengua suelta traidor! — gritó golpeando la mesa con los puños. Todos lo vieron de forma seria y él prosiguió al levantar el dedo y apuntarlos a cada uno.— y voy a averiguar quien de ustedes le está ayudando más... — su sonrisa maliciosa y llena de sadismo apareció al verlos a todos los que estaban en su contra.— ya saben cómo les va a los bocones en este cartel. — advirtió quedándose la sala en un repentino silencio.