3. Feromonas.

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Satoru caminaba de muy buen humor por la acera.

Mei Mei les había encargado espiar a uno de sus rivales, obteniendo la información que tanto quería sin la necesidad de recurrir a los golpes y en un tiempo récord.

Lo que significaba una mejor recompensa, su alquiler estaba pagado y ahora se dirigía en busca de más dinero.

Suguro le había aconsejado no ir, seguía insistiendo en que era mejor pretender que no paso aquello y continuar su vida sin remordimientos.

Solo debía bloquear su número y el problema estaría arreglado, pero algo en él se negaba a hacerlo.

Iba en dirección a un parque, poniéndose su mejor ropa para pasar desapercibido y evitar la mirada juzgona del otro de la ciudad.

A diferencia de la cafetería, la cual era de los poco lugares donde ambas partes se unían.

Aún así, seguía llamando la atención bajo esas gafas y su atuendo oscuro.

Lo visualizo a unos pocos metros, estaba sentado sobre el césped y miraba el inicio del atardecer. Se detuvo al notar su semblante malhumorado.

–¿Cuándo será el día en que no me recibas con esa cara?

Yuuji se giro al escucharlo, las feromonas seguían con el, ni siquiera las de Sukuna habían funcionado para quitarlas.

Por lo cual su día fue arruinado, ahora no solo apestaba a un alfa que se le hizo divertido dejar su olor, sino que se había combinado con las de su hermano.

Su Omega estaba en alerta, no podía distinguir entre su aroma y los demás, incluso había soltado un poco de las suyas para intentar calmarse.

Grave error, sintió arcadas al intentar quitarlas.

Quiso ir a su casa y darse una ducha, pero tampoco podía llegar tarde a su encuentro con Gojo.

Recordó una de las condiciones, no solo iba dirigida al contrario apesar de que solo la había colocado para molestarlo.

–Como sea –saco de su mochila una carpeta y le tendió una pluma. –Toma, puedes leerlo si quieres, pero tiene todo lo que hablamos ayer.

No lo conocía lo suficiente como para asegurar que había algo mal, podía notar que parecía un felino a punto de atacar a alguien.

Un olor desagradable llegó a su nariz mientras leía la hoja era tenue por lo que no le puso demasiada atención.

Fue directo al final, donde pudo ver la firma de Itadori ahí y no dudo en hacer lo mismo.

Giro en busca de esa asquerosa combinación, comenzaba a rodearlo como si quisiera ahogarlo y le provocó que enseñara los colmillos al sentirse amenazado, ni siquiera estaba seguro de que fueran feromonas.

Dio unos pasos atras alejándose del omega, Yuuji lo observó curioso al no verle intención de devolverle el contrato.

–Ten –siguio buscando.

No se encontraba cerca de algun bote de basura o algo que lo produjera.

Su alfa lo hizo erizar su piel cuando Itadori se puso de pie, tomando su carpeta al tiempo que una corriente de aire cruzaba por su camino, los duraznos olían como si estuvieran todo el día bajo el sol y la vainilla le pedía ayuda a gritos.

No pudo evitar gruñir por lo bajo.

–Lo lamento, tengo un poco de prisa. Voy a depositarte cuando llegue a casa.

Camino sin esperar respuesta, se sentía sucio, necesitaba llegar a su casa y tirar su ropa antes de que contaminara al resto.

Sintió un agarre brusco que lo hizo girarse.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora