31. Preocupaciones.

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Decir que esta demasiado contento con la noticia es poco.

Después de salir del hospital ha pasado todo su tiempo con Yuuji, casi parece ser él quien esta en la dulce espera y necesita de su alfa para sentirse bien.

Lo sigue a la cocina cuando despierta primero, va cuidando sus pasos por las escaleras y no tarda en sentarse a su lado cuando están en la sala.

En el jardín, intenta llevarle alguna fruta y agua para que no se deshidrate, al igual que se mantiene de pie con una sombrilla cuando tienen el sol sobre sus cabezas.

En la calle, simplemente parece su guardaespaldas personal, mantiene a todos los alfas que se encuentren alrededor lejos y no aparta su su vista de los betas amistosos.

Yuuji siente que su alfa se ha convertido en alguien que solo está para servirle.

Ya han pasado unos días desde su visita al hospital, está muy decidido a seguir las recomendaciones que les han dado y pasa casi todo el tiempo vigilando al pelirosa para que no coma más ese pastel de chocolate que le encanta.

Lo cuál es curioso, mientras él siente su boca salivar cada vez que lo ve en ese refrigerador de la tienda su chico ni siquiera puede mantener un bocado en su boca.

Ya le ha dicho llorando que no podrá volver a comer su postre.

Lo que ha provocado que sea el alfa quién también termine llorando y pidiéndole perdón por algo que no sabe exactamente por qué.

Satoru ha caído en los síntomas inversos de su embarazo y parece que no se ha dado cuenta del todo.

Todo va relativamente bien, ya no sabe a quien contarle sobre su felicidad, parece que vive en un sueño donde toda su vida gira en torno a una persona que se negaba a necesitar.

Su alfa suele burlarse de él cuando está tan entretenido mirando a Yuuji mientras duerme dentro de su nido, esa forma en que abraza alguna de sus prendas y como se acurruca más entre toda la tela lo hace sentir orgulloso.

Su parte animal no tarda en rendirse de nuevo ante esos encantos, cuando el chico despierta y decide que su hombro es, de pronto, una mejor almohada.

Esa carita somnolienta y sonrojada le acaricia el corazón, con las manos que  se entrelazan en su brazo y como busca una vez que está dormido el olor de la madera y la menta.

Apenas puede resistirse para no besarlo por todo el rostro.

Ese instinto de protección parece crecer más, cuidando cada movimiento de su destinado y estando atento a cualquier malestar que podría ser demasiado para su cuerpo.

El lazo siempre está esponjoso, es suave y cálido, con una ligera armonía que se expande entre ambos, el albino intenta cada segundo demostrarle por ese medio el cariño que le tiene, como si sus palabras o sus acciones no solo fueran suficientes.

Esa tarde encuentra a sus siguientes víctimas, se dirigió a la organización para su último pago, siendo sacado casi a patadas después de estar hablando durante toda su estadía sobre su cachorro.

Incluso los hombres con los que nunca realizó una misión estaban hartos de él.

Mei Mei también se canso de escucharlo mientras el albino parecía contarle sobre como todo iba bien con el embarazo, el como estaba demasiado contento y muy, muy, nervioso por si algo salía mal.

Lo que, sin duda, no podía pasar mientras estuviera a su lado.

¿Podría comenzar a poner esos accesorios en las esquinas de la casa y enchufes?

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora