35. Malas noches.

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Yuuji despierta en la madrugada con la luna menguante iluminando el cuarto a través de la cortina.

El dominante a su lado se mantiene durmiendo, está dándole la espalda y ligeramente destapado. Verifica que sus movimientos no lo han alertado, dejando un poco de sus feromonas a su alrededor para que crea que sigue ahí.

Se sienta con dificultad en el colchón, las almohadas a su alrededor le ayudan un poco si sabe en donde recargarse, sigue un tanto adormilado por lo que talla sus ojos con cansancio y bosteza ante la noche que tiene afuera.

Se prepara para ir al baño, comienza a caminar hasta la puerta y la cierra tras su paso. Casi va arrastrando los pies cuando se detiene.

Despierta inmediatamente al escuchar el relinchar de la puerta, lleva sus manos al vientre en forma protectora y se gira mostrando los dientes ante la amenaza que va tras él.

Esta listo para atacar y defenderse de cualquier cosa que pretenda hacerle daño a su cachorro.

Gruñe alto, mirando al albino que está en la puerta tallando sus ojos.

–¿Qué haces despierto?

–¿A dónde vas?

Es evidente que el alfa está más dormido que despierto, lo sabe por como parece que no puede abrir bien los ojos y solo se mantiene con uno entre abierto, y el otro cerrado.

Su cabello es todo un desastre y ese entrecejo fruncido lo haría reír si tan solo no fuera la mitad de la noche.

Si no fuera detrás de él como un niño en busca de su mamá.

–Satoru, qué estás haciendo despierto.

–¿Por qué me estás gritando bajito?

Itadori se frustra, dándose la vuelta para seguir su camino, pues su urgencia aumenta al estar en cinta. El arrastre de pies que escucha detrás lo pone mal humor, dándole un tirón por su lazo para hacerlo parar.

Lo cual no funciona.

–¿Tu punto es seguirme hasta al baño?

–¿Sabes cuántos accidentes ocurren en los baños en tu condición?

–Solo quiero ir al baño. Solo. Sin nadie más.

–¿Qué te hace pensar que casualmente no voy al baño también? Puedo esperar afuera.

–Por supuesto que estarás afuera, ¿Por qué te dejaría entrar?

Ninguno de los dos detiene su camino, la discusión continúa incluso cuando la puerta está apunto de cerrarse.

Gojo espera paciente a que salga, quedándose casi dormido mientras está de pie afuera, como lo prometió.

Siente una mano fría que jala su camisa, no sabe si lleva ahí un par de minutos o más tiempo, y se ve obligado a abrir los ojos con lentitud, encontrando al Omega enojado a su lado.

–Ya puedes entrar.

–No tengo muchas ganas ahora. Puedo esperar a más tarde.

–¿No crees que estás exagerando?, ¿Cómo supiste que no estaba a tu lado?

–Lo sentí–van de regreso a la habitación–. No puedo quedarme en paz sino estás conmigo en la madrugada, Yuuji, llevas a mi cachorro y la necesidad de saber que están bien son más fuertes. Deberías estar durmiendo y no paseando por la casa, ¿Qué si te pasa algo y no estoy ahí?

Bufa, volviendo a esas sábanas calientes para hacer que sus manos vuelvan a la normalidad después de esa agua fría. Satoru le ayuda a que las almohadas vuelvan a estar en un buen ángulo.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora