Epílogo.

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El tiempo es algo que Satoru siempre ha odiado.

Siendo creyente de que nunca es suficiente cuando está con su familia, este suele pasar demasiado rápido al punto de atesorar un pequeño fragmento de lo que quisiera.

Incluso en momentos como esos.

–¡Auch! ¡Mamá, ya te dije que lo siento!

Haruki vuelve a quejarse en alto cuando Yuuji pasa el algodón por sus rasguños, está soltando gruñidos cortos mientras cura a su cachorro después de ese suceso.

–¡Satoru!, ¿Puedes ayudarme un poco?

Los dos pelirosa giran a ver al par del otro lado. El celular de Fuyuhiko está pegado a sus ojos y parece que brillan al ver algo en esa pantalla. El albino mayor le hace una señal a su hijo, como si estuviera felicitándolo, mientras el otro par de ojos dorados miran a su madre con entusiasmo.

–Le estoy enseñando a papá el vídeo de la pelea.

–¿Ah, si? ¿Y qué le enseñas? ¿El como esos alfas te sacaron volando y tuve que intervenir otr...? ¡Ah! ¡Mamá!

Con quince años respectivamente, el pequeño alfa quiere proteger a su hermano del resto, no le importa si Haruki tiene diecisiete y puede patear el trasero de los alfas idiotas por su cuenta.

Dominante o no, sigue siendo un omega.

Es su deber como el otro alfa de la familia proteger a su hermano mayor y a su madre.

Envuelto en esos desastrosos cortejos, el chico está cansado de seguir recibiendo esos halagos de todos, fingiendo ser delicado bajo su segundo género y sacando sus verdaderos genes en ese momento.

Incluso si Satoru no hubiese sido un dominante y sus hijos no heredarán su condición, ya tiene suficiente con que Itadori viniera de una familia de alfas.

Esta en su sangre ser así de valiente.

Aunque no contaba con que su hermanito se metería a defenderlo, ganando un par de rasguños por su poco sentido de la huida.

Casi parecía que Fuyuhiko era el omega en peligro en un principio.

Cómo el menor, ha seguido el patrón del calmado y de aquel que detesta los problemas. Solo basto que observará como iban a golpear a Haruki para dejar esa faceta atrás.

Con cuatro alfas en serios problemas, un par de huesos rotos y una suspensión del colegio, iban de regreso a casa para lavarse rápido antes de la llegada de sus padres.

Solo que, ellos llegaron primero.

–Todo es culpa de papá, si no nos hubiese entrenado para ser así nada de esto pasaría.

–¿Mia?

Satoru finge inocencia, escuchando el "sí" que el pelirosa mayor le da con un enojo evidente.

–No intentes culpar a papá–le dice su hermano.

–Bien, todo es culpa de Fuyuhiko, si él no se hubiese metido en la pelea cuando ya los tenía a todos de rodillas nada de esto hubiese pasado.

El mencionado lo mira un tanto asombrado, creyendo que aceptaría parte de la responsabilidad, no puede evitar abrir su boca y fruncir levemente el entrecejo por ello.

Yuuji mira a sus hijos que comienzan a discutir sobre quién tuvo la culpa en ese día. Mientras Gojo parece muy entretenido en lugar de parar la pelea amistosa.

Ya habrá tiempo de que sus hijos lo culpen completamente y no encuentre escapatoria ante las acusaciones verdaderas.

Haruki dejo atrás la niñez, esa en donde siempre estaba pegado a Gojo o a él, aunque ahora lo haga en menor cantidad. Según él, eso no es de chicos de su edad, aunque siempre busca la manera de estar con su madre bajo algunos pretextos sencillos.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora