22. El fin de un inicio.

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Aun sentía los estragos del calor en todo su cuerpo.

Estaba bajando poco a poco durante las últimas horas, apenas había dormido un poco debido a que los espasmos no lo dejaban descansar, moviéndose de la cama a la cocina para poder comer algo y volviendo a ser tomado sobre el sillón de la sala.

El baño y cada pequeño rincón de su hogar no estaba en diferentes condiciones, las feromonas se mezclaban entre ellos con una intensidad sofocante al resto. El dulce de la vainilla parecía barnizar con delicadeza la madera y la menta jugaba con la acidez de los duraznos.

Siendo un jugoso postre con toques refrescantes en el té de la mañana a la luz del sol y frente a un vasto bosque durante la primavera.

La habitación apestaba a sexo y sudor, algo con lo que ambos estaban empezando a acostumbrarse, el choque de cuerpos con una furiosa necesidad y dejando tras el incendio abrasador las cenizas de su posesión.

La casa, sin duda, ardía con cada una de las emociones y las nuevas sensaciones que estabam experimentando los dos.

Podía sentir que era el final, ya no estaba ido por el deseo y solo quería alejar a Satoru por la vergüenza que empezaba a aflorar en su conciencia. Su omega lo estaba abandonando en ese momento, dándole un regalo para sentir en su totalidad lo que había estado disfrutando por horas.

La lengua ágil entraba sin dificultad, siendo complacido con la sensibilidad de sus adentros y los gemidos que apenas eran callados sin ningún éxito. Todo es más intenso y sofocante, muy diferente a los que solía sentir cuando pasaba sus ciclos solos.

Le da miedo la forma en que se siente, le gusta cada toque y roce. Gimotea con intensidad cuando sus zonas erógenas eran tocadas con la punta de sus dedos.

Yuuji está consciente de que todo lo que era es un cuerpo cegado por el placer, por los temblores ante la necesidad de que haga algo más y su omega que se niega a salir para ser el quien reciba todo lo que le espera.

Bajando uno de sus muslos para iniciar su tortura, sabía que no era necesaria la preparación al pasar tantas horas dentro de él. Aún así, prefería hacerlo a lastimarlo por su confianza.

Quiere ver cómo se desmorona con cada parte de su cuerpo y no solo con su virilidad.

Lo quiere tan necesitado solo de él y cada uno de sus toques.

Dos dedos entraron sin dificultad, ayudándose de la lengua y el lubricante que seguía saliendo. Gojo esta perdido en ese exquisito sabor, como si un dios hubiese localizado su ambrosía en el cuerpo del omega.

Las manos en su cabello habían perdido fuerza sintiendo los empujones como caricias, los dedos enredados ya no lo jalan con fuerza y está escuchando los suspiros entrecortados que salen de esos labios rojos.

Levanta la mirada para verlo, las mordidas que había dejado por todo su cuerpo se tornaron de un rojo vivo, la sugilación que decoraba su pecho era su favorita ante todas las demás. Siguió hasta los dedos que empezaban a marcarse en su cadera por la forma posesiva con la que lo aferraba él, regreso por su camino para encontrarse con los ojos brillantes y centellar los suyos en un aviso de que no iba a parar.

No lo esta mirando en realidad, está perdido en alguna parte de la habitación y mostrando una de esas expresiones que lo vuelen loco, los ojos entrecerrados y la boca levemente abierta. Aumento de ritmo, abriendo los dedos en forma de tijera y empujando su lengua con más rapidez en su interior.

Decide comenzar con su agonía.

Trazando un camino alrededor de su entrada maltratada y subiendo hasta la punta de su miembro sin detenerse en el camino, la saliva y el lubricante catean por la barbilla en un brillo transparente.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora