5. Problemas.

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Lo esperaba una cuadra detrás de la empresa, no podía darse el lujo de verse y que Sukuna los encontrará.

Ya podía imaginar el alboroto que protagonizarían ambos alfas y no estaba de humor para ello. Aún menos si Choso seguía en la oficina y se unía a la extraña pelea.

Estaba cansado, quizá debió haber negado su invitación e irse directo a casa.

No le importaría dormir más de doce horas ante el agotamiento de los últimos días. La empresa era un caos, había dejado sus trabajos para después y en su lugar recibió una carga extra por las decisiones importantes que se estaban tomando dentro.

–¿Joven Itadori, qué está haciendo aquí?

Se giro al oír su nombre, un hombre se acercaba con un abrigo en su mano y lucía casi igual a él.

Se cuestionó si alguien en la empresa tendría una buena impresión últimamente.

–¿Esta esperando a alguien tan tarde?

–No creo que mi vida personal sea de importancia.

El alfa frente a él se pasaba gran parte del día en la empresa, quería formar parte de los socios de su hermano Choso y hacia lo posible por llamar la atención del resto.

Algo en él le daba una mala impresión a Yuuji, como si su instinto le lanzará una señal de peligro. El negocio era prometedor a largo plazo, algo que no les convenía del todo en ese momento.

Podían desecharlo sin más, pero Sukuna se divertía molestándolo y mandándolo por recados poco importantes.

No le gustaba la manera en que lo miraba en las juntas, y aún menos en ese momento. Deseaba que todo volviera a estar en calma y seguir en la comodidad de su hogar con sus trabajos independientes.

–¿Puedo hablarle con más confianza?

–No.

Podía sentir que sus ojos se cerraban, tan solo había dormido un par de horas y ya tenía que volver a la empresa.

Quería que se fuera y lo dejara descansar por un minuto, como mínimo.

–¿Sabe? No creía que era un Omega.

Frunció en ceño en su dirección, haciendo que el cansancio se fuera por un momento, ya sabía por dónde iba la conversación y hasta donde llegaría.

–Es muy grosero de su parte suponer cosas de la gente.

–No me lo tomé a mal, la mayoría de los omegas son delicados y frágiles. Usted es todo lo contrario.

Soltó una risa sarcástica ante sus palabras.

–¿Y cuál es el problema?

Sintió un escalofrío en el cuello cuando su nariz se acercó lo suficiente para olerlo. Empujándolo sin pudor y cubriendo la zona en respuesta.

El durazno salió en una señal de alerta y no pudo evitar cerrar su puño a la espera de otro acercamiento.

–Pero si que lo es –el alfa sonrió de forma maliciosa–. No importa cuánto intenté ocultarlo su familia o usted.

El olor salado se esparció un poco, no estaba equivocado. Giro su rostro en diferentes direcciones en busca de algún fotógrafo o de testigos falsos que estuvieran en el lugar correcto.

No era la primera vez que pasaba, ya habían acudido a aquellos sucios trucos para intentar ganarse un puesto dentro de la empresa.

Un alfa que rociaba sus feromonas a un Omega asustado, las fotos que saldrían donde el fingía ayudarlo de un enemigo jamás visto y su gente que regalaba testimonios poco creíbles.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora