Extra VI. Conociendo a Haruki.

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-Creo que... Si el abuelo estuviera vivo moriría de nuevo al ver a esta cosita fea.

Sukuna alza al bebé en sus brazos, admirando la cabellera rosada para pasar por ese mechón blanco y detenerse en los ojos azules.

Hace una mueca de descontento al notar cada rasgo de ese alfa idiota, mientras el cachorro de su hermano parece molesto al tenerlo enfrente.

Lo mueve un poco en el aire, el movimiento es suficiente para hacerlo reír y estirar sus manitas en su dirección. Por supuesto, es cuidadoso en cada uno de sus movimientos, aunque no esperaba que ese bebé hiciera el intento de tocarlo.

No después de ese rechazo que le mostró en cuanto lo cargo, como si supiera que odia a su padre y este hubiese hablado pestes de su persona.

Aunque no es algo que sea del todo mentira. Influenciado aún más al no reconocer las feromonas ajenas que intentan envolverlo, pero no marcarlo.

Haruki miraba a su tío con un poco de desconfianza en un principio, como si fuera consciente del extraño odio de su padre y él. Confundido por el cariño que su madre parece tenerle, no sabía cómo actuar ante aquella persona.

Aunque ahora, las similitudes que tiene con Yuuji lo hacen creer que es su madre, pero el olor a manzanas lo mantiene un poco en alerta. Además de esos gestos que desconoce y como parece actuar sin descaro, ese instinto que despierta con cada día lo mantiene atento a lo que desconoce.

Y por el momento, ese es Sukuna.

Un desconocido con las características de su madre.

Sin contar los ojos rojizos que lo hacen sentir un poquito de miedo cada vez que los mira, ¿Dónde está el color miel que ama?

Tan dulce y brillante, en lugar de aquel intenso y penetrante.

El chico pelinegro que llegó con él fue de su agrado, apegado aún más al identificar el olor dulzón que ocultan sus feromonas con éxito. ¿Por qué no puede volver a esos brazos?

-¿Por qué se parece a ese idiota?-dice en un sonido resignado-. ¿Dónde están nuestros genes?

No quiere admitirlo, y no lo hará enfrente del albino, aún menos enfrente de su hermano.

No cuando lo arrulla un momento, observando como bosteza y dirige esa mirada azulada a sus ojos. Se mueve un poco para encontrar la posición correcta y el mayor se queda quieto ante ello, teniendo miedo de tirarlo, pues no tiene mucha experiencia con los bebés.

El niño señala hacia la cocina y vuelve a mirarlo a la espera de que entienda que es lo que quiere, ese brillo se le hace tan familiar a pesar de ser diferente, es algo que le provoca sonreír solo un poco, casi siente sus mejillas enrojecer por mostrarse de esa forma. Cómo si la confianza entre ambos comenzará a crecer.

Cómo si su alfa entendiera que debe proteger a una nueva cabecita rosa.

Al hijo del mocoso que tanto quiere.

Espera que nadie lo vea, sobre todo su hermano menor o comenzará a hablar de eso como un acontecimiento importante, y aún menos Megumi, le daría vergüenza mostrarse así con alguien más que no sea él.

-Nunca pensé que ese mocoso podría traer al mundo a alguien tan chiquito como tú.

-¿Qué le estás diciendo a mi bebé?

No va a admitirlo en voz alta, pero tal vez, solo tal vez, Haruki ya se ganó el corazón de ese alfa impulsivo.

Puede ignorar el parecido de Satoru si ese niño se parece más a Yuuji en sus acciones.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora