Alfa en alquiler »Goyuu

Extra 1: Atrás, atrás, ¡atrás!

Los extra siguen el orden de la historia, pero son momentos que de alguna manera no pude acomodarlos dentro de los capítulos. Además de ser más "cortitos".

No afectan y ni alteran la trama.

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Mientras van caminando por los pasillos del súper mercado las miradas no dejan de seguirlos.

Satoru se siente vigilado y tiene que centellar los ojos cuando encuentra a las personas que no pueden apartar la vista de su omega. Incluso cuando va detrás de él, con ambas manos aprisionándolo en el carrito, parece que el resto sigue viéndolo como una presa fácil.

Si bien, Shoko le advirtió de los problemas de salir a la calle en su estado, parece que en realidad no los preparo lo suficiente para ese momento.

Yuuji no corre un peligro en realidad, no es como si aquellos alfas fueran a saltarle encima al verlo así. No van a herirlo y aún menos a provocarle un accidente.

Todo lo contrario.

Al verlo gran frágil e indefenso, ese instinto de querer protegerlo se hace más intenso.

Las feromonas salen más fuertes, su delicioso olor hace que el resto intenté acercarse para entablar una conversación amistosa. Es como si, de repente, todos estuvieran interesados en él y buscarán la manera de quitárselo.

El instinto siempre sale a relucir de cualquier forma, y Gojo se siente como el líder de una manada que necesita proteger a su pareja del resto.

–¿Prefieres el pollo o el pescado para cenar?

–Por qué me lo preguntas si está semana has comenzado a sentir náuseas con el pescado.

–No quiero que comas solo lo que yo puedo ingerir.

Itadori infla sus mejillas ante ello, esperando su respuesta pacientemente.

El albino le sonríe, dejando un beso sobre su frente y llevando su mano protectora a su vientre. Ese sonrojo que le encanta provocar cada vez que lo hace en público aparece y lo impulsa a dejarle más de sus feromonas.

–Lo que puedas comer por mi está bien.

–Entonces, será pollo–dice animado.

Esta revisando su lista cuando observa lo que han pasado por alto, levanta su cabeza para encontrar el pasillo y se sorprende por lo rápido que han llegado al octavo.

Lo que lo hace confundir, han pasado por todos y ha olvidado llevarse la caja de tés, sus cafés matutinos han terminado para evitar algún problema y aunque muy en el fondo no quiera, debe cambiar ese hábito por unos meses.

No quiere regresar ahora, pero está seguro de que en casa solo le queda uno, lo piensa mientras Satoru le pregunta si quiere algo del área fría, sus pies duelen un poco y la espalda comienza a molestarle, está cerca del sexto mes y se ve obligado a llevar una de sus manos a la espalda baja como soporte.

–¿Te sientes bien? ¿Quieres ir a casa ya? ¿Al hospital?

El albino está claramente preocupado por su salud, suspira al sentir los masajes en su espalda y lo mira un poco apenado.