Extra II. ¡Mío, mío, mío!

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Satoru está demasiado contento por lo sucedido hace unos días.

Intenta hacer lo posible para que vuelva a hacerlo, pero siempre termina recibiendo negativas y él se comporta como un niño pequeño al que se le ha negado salir a jugar.

Le da vergüenza a Yuuji recordar cómo lo marco con sus feromonas, parece no reconocerse y se ha negado a hacerlo de nuevo por su bienestar.

A Satoru no le interesa su bienestar, le interesa dejar en claro que ya le pertenece a alguien.

A Yuuji.

Al menos pueden dar un paseo por el lugar.

–Escucha, Yuuji, cuando nazca tu cachorro debes tener cuidado. Siempre debes revisar que no duerma boca abajo o boca arriba, no importa que digan, recuéstalo de lado.

Haibara parece desesperado al darle ese consejo, no quiere comportarse como un idiota, pero la manera en que siente ese miedo colgando del lazo con la amenaza de transformarlo todo en un desastre lo insista a intervenir.

Esa insistencia es lo que parece ponerlo nervioso.

–Es suficiente. Debemos ir a comprar algunas cosas.

Jala con cuidado la mano contraria, escucha una disculpa y pronto están solos de nuevo.

El peso del pelirosa apenas se siente cuando se recarga en su brazo.

–¿Él está bien? ¿Dónde está su alfa?

Se sorprende rápido por como parece comprender la situación.

–No tiene uno, por eso todos aquí están preocupados por él–se gira para encarar esa preocupación, no es nadie para seguir con algo que no le incumbe, pero tampoco quiere dejarlo a medias–. Intenta llevarlo con calma, creo que tenerte aquí le está ayudando un poco más.

Lo escucha suspirar, siguiendo su camino para comenzar a regresar.

Sus caminatas durante la tarde comienzan a ser rutinarias.

–Deberíamos ir a visitarlo algún día.

–Esta bien, creo que le gustará tenerte en su casa.

Su destinado da un masaje sobre su barriguita con cariño, es la señal que necesita para saber que están haciendo lo correcto en regresar.

–¿Gojo?

Una voz femenina se escucha, sonríe cuando el agarre de su Omega se hace más rudo y puede escuchar el ligero rugido de un gruñido.

Una chica se acerca.

Una omega.

¿Quién es?

Yuuji jala su brazo en un intento de seguir su camino, pero el albino parece ignorarlo. A pesar de mostrar esa cara sería a la mujer por dentro está saltando para saber cuál será su reacción.

Qué alfa tan ingenuo y bobo.

Apenas puede observar a la chica, un flequillo peculiar decora su frente y el color azul en todo el cabello ya le indica que es un peligro. Entrecierra sus ojos en su dirección y se mantiene oculto detrás del dominante por si tiene que atacar.

La plática en general no es interesante, solo parecen intercambiar un par de palabras y podrán continuar su camino.

O al menos debería ser así.

–Escuche que ya te has enlazado.

–Oh, si.

–Satoru, ya quiero irme a casa.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora