18. El plan.

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-Mierda, Satoru, ¿Quieres calmarte? Ya te dije que no voy a hacerle nada.

La nueva reunión se llevó a cabo en otro lugar, los betas se encargaban de limpiar el desastre que había dejado, pero incluso ellos se veían doblegados por sus feromonas. Aún más en la oficina, donde los dos dominantes habían dejado una gran cantidad.

El grupo de diez se encontraba alejado de él, incluso Suguro había optado por sentarse lo más lejos de su presencia.

Había visto cara a cara su furia y no pensaba acercarse a él hasta después de unos días.

Mordía su dedo con furia, la sangre empezaba a mezclarse en su boca por la fuerza que estaba ejerciendo. Aún no lograba calmarse, mostrando sus colmillos cuando alguien se le acercaba y con las feromonas a su alrededor impidiendo quedarse a su lado por más de un minuto.

Mei Mei le había azotado el sobre en la cara en cuanto se lo dijo, leyendo lo que había escuchado de su amigo y comprobando las palabras dichas, los nombres estaban ahí. Aquellas personas que querían hacerle daño a su omega.

Aún no sabía el por qué, pero no necesitaba uno. Ya podía escuchar las súplicas de cada uno y era evidente que no pararía hasta hacerlos pagar.

Una nueva oleada de furia se esparció por el lugar ganando un gruñido de todos y los ojos centellantes de la mujer.

-Si no te calmas de una maldita vez quedarás fuera de esto.

Volvió a concentrarse en su dedo.

Extrañaban su comportamiento de esa tarde.

Uno de sus colegas levantó la mano para hablar, estaban ahí para llevar a cabo la misión que les ayudaría en su alianza y por la seguridad del chico pelirosa.

-¿Esta segura de que estarán ahí?

-Si, no podemos atacarlos de inmediato, es por eso que necesito que lo vigilen hasta que él salga -señaló sin emoción a Gojo.

-Si no vas a matarlos déjamelo a mí.

Su voz sonó ronca, de nuevo, estaban en el lugar en que no podían avanzar por su necedad que querer hacer las cosas a su manera.

Si se trata de otra misión, una sin importancia, lo dejaría hacer todo el desastre habitual.

-¿Quieres ponerlo en peligro? ¿Cuántas veces seguiremos con esto?

-¿Desde cuándo lo tienes en tu poder?

No le había dicho nada, prometiéndole que en realidad pensaba protegerlo y necesitaba su ayuda. No le había creído, siendo traído a la fuerza hasta la reunión que tenían en ese momento.

Su ansiedad crecía más, recordando que no tenía seguridad en su casa y que esos días llegaría hasta tarde. Pensó en llevarlo a su hogar, pero sabía que era igual de peligroso, además, sus hermanos estarían en desacuerdo con su decisión.

¿Era necesario decirles?

Iban a buscarlo por todos lados, se meterían en más problemas y existía la posibilidad de que le impidieran verlo por no decirle que era su destinado.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora