16. Primera noche.

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Lo primero que pensó cuando Yuuji le pidió que lo siguiera fue que lo llevaría a un lugar lujoso.

Algún restaurante en el que no encajaría y dónde haría el ridículo frente a él por su falta de modales. Quizá lo llevará a un concierto de opera como en aquellas películas que consideraba ridículas, iba a dormirse sin ningún cuidado.

No esperaba estar rodeado de un pequeño jardín, un árbol crecía en medio de este, apenas podía considerarlo mediano al sobresalir un poco de las paredes y las rosas se expandían por las mismas en diferentes colores.

El blanco, el rojo y el rosa se mezclaban a la perfección sin invadir el lugar del otro.

Por supuesto, tampoco esperaba que ese lugar tan bello y pacifico se encontrará en su hogar.

Yuuji le había abierto las puertas de su casa con toda la confianza del mundo, insistiendo en que quería mostrarle algo de su lado de la misma manera en que él lo había hecho.

Aquello era más precioso, verlo en medio del lugar y con su sonrisa tímida le había ganado a todo aquello que consideraba bonito, incluso a la tarde divertida que habían tenido.

-¿Te gusta?

Lo miraba desde el banco que se encontraba bajo la sombra del árbol.

-Mucho.

El omega no supo diferenciar si respondía a su pregunta o si se refería a algo más.

La noche estaba llegando, las lámparas que colgaban como si fueran decoraciones iluminaban el lugar sin ser invasivas para la naturaleza que crecía ahí.

Se preguntaba si podría volver, quería conocer cada pequeño rincón y saber más sobre su estilo de vida.

Lo que le gustaba comer en las tardes, la manera tierna en que debería dormir a altas horas de la noche y como pasaba sus días de descanso.

Comenzaba a asustarle la manera en que pensaba sobre él, su alfa estaba tomando el control de sus emociones y no pensaba detenerlo.

Quería quererlo por sus propias razones, incluso si empezaba a hacerlo, necesitaba hacerle saber que iba en serio con sus sentimientos.

Necesitaba romper el contrato y hacerlo suyo de otra manera.

Tenía que contarle ya y esperar que fuera aceptado, no podía perder más tiempo. Quería repetir lo del día, pero siendo algo más que por trabajo.

-¿Quieres algo de beber?

Se estaba haciendo tarde, debería avisarle a Suguro que llegaría después.

Lo observó acercarse hasta donde estaba, miraba sus acciones un tanto torpes y tímidas, como si estuviese esperando que se negara o dijera algo que no le gustará del lugar.

-No. Ya es tarde, ¿Debería irme?

Lo atrajo hasta él, sus ojos no dejaron de verlo incluso después de sentir el roce entre la mejilla y el hombro.

-¿Quieres irte?

-No.

Lo soltó, dejando que lo guiará de nuevo hacía dentro.

Había intentado grabarse el lugar de un vistazo, no quería que creyera que lo estaba juzgando por mirar alrededor todo el tiempo. Las paredes pintadas de beige resaltaban ante los muebles blancos y negros.

Tenía decoraciones entre plantas falsas y figuras de porcelana, un espejo que te daba la bienvenida por el pasillo y los estantes de libros en, al menos, un par de paredes.

Alfa en alquiler »GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora