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Francia para Julianna era sinónimo de helados de limón y croissant.

Ella amaba su país, a pesar que hubo una época que deseaba estar en cualquier lugar que no fuera ahí. Pero ella había tenía sus razones... las calles, los restaurantes, los colores, las bromas locales, le hacían recordar a su hermano.

Julianna última se pregunta qué hubiera pasado si él seguiría vivo.

¿Ambos correrían en la parilla?

¿Qué hubiera pasado si fuera así?

¿Ella lo molestaría o se enojaria por no poder ganarle?

¿Serían del mismo equipo o serian rivales?

¿Le agradaría Toto como pareja para ella?

¿Adoraria a Jack como ella?

Para Julianna, Jules siempre había sido el mejor.

Ella lo seguía a todos lados, intentaba hacerlo orgulloso siempre que podía o incluso intentaba imitarlo. Él siempre le sonreía a todos, era el niño de la sonrisa perfecta y su sonrisa crecía cuando miraba a su pequeña hermana.

Eran Jules y Julianna contra todos.

Ahora era Julianna contra todos.

Francia le traía recuerdos de su infancia, con Jules siendo su mejor amigo y persona favorita, cuando tenía una familia bonita.

Ahora todo eso era eso, puros recuerdos. Simples recuerdos.

Ella ya había sanado la mayoría de sus heridas y poco a poco cicatrizaron.

O eso pensaba ella.

La última vez que estuvo en Francia se había ido sin una familia, ahora había regresaba con una.

—¡Yo quiero macarons!

El hotel donde se estaban hospedando todos los equipos tenían una área repleta de postres franceses. Jack había insistido en ir, a pesar que los días anteriores la propia Julianna les había dado un tour local de la gastronomía francesa.

—¿Qué sabor quieres, cielo?

Jack estaba sonriente observando los pequeños postres.

—¡Todos!

—No Jack, es mucho dulce —nego rotundamente Toto.

—Pero...

—¿Qué tal si pides solo cinco? —propone Julianna—. Yo pido los otros cinco sabores restantes —agrega solo para que Jack la escuche.

—¡Trato!

Jack en puntillas empezó a pedir los macarons para él, mientras Toto observaba a Julianna con los brazos cruzados.

—¿Qué? Sólo son cinco para él.

—Y los otros cinco tuyos —Julianna sonrió con inocencia—. Es mucha azúcar para él, liebe.

—No se los va a comer todos, ni siquiera le gusta tanto lo dulce —tararea Julianna.

Al igual que Jack, Julianna se puso de puntillas. A diferencia que ella no iba a pedir macarons, le iba a dar un beso en la mejilla a Toto. Una pequeña sonrisa no tardo en aparecer por parte del hombre.

—Eso no va a funcionar, Bianchi.

Julianna rodo los ojos por las mentiras del hombre.

—¿Enserio? —ella entrelazo sus brazos con la cintura de Toto.

Toto por inercia también tomó por la cintura a Julianna.

—No caigo en tus juegos —sonrió de lado él.

Electric Touch ──𝗧𝗼𝘁𝗼 𝗪𝗼𝗹𝗳𝗳 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora