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Julianna había pasado dos semanas que parecían ser irreales.

La primera cita que había tenido con Toto había sido en la playa. Un pequeño picnic bajo el atardecer. Habían pintando en unas pequeñas canvas, entre risas y besos robados. Julianna había hecho que Toto corriera por la orilla del mar, el hombre no tardo en desquitarse y la termino cargando hacia el mar. Habían jugado con las olas e intentando hacer pequeños castillos de arena.

La segunda y tercera cita se les había unido Jack.

Una de ellas había sido en un acuario, Jack y Julianna habían querido observar a todos los peces y tiburones que habían en el lugar, además de comprar una y que otra merch. Toto por su parte intentaba ignorar el olor a pescado y disfrutar la compañía de sus dos personas favoritas.

La otra salida había sido a un árcade, Julianna había sacado su lado competitivo al observar los premios que daban por cierta cantidad de tickets. Jack y Toto habían seguido a la chica por todo el local, jugando en todas las maquinitas disponibles. Al final de ese día, los tres habían terminado cansado pero felices. Jack y Julianna iban con dos peluches que eran más grandes que ellos, Toto tenía un par de fotos polaroid y unos dulces.

La cuarta cita volvieron a ser Toto y Julianna, habían ido a un taller de cerámica. Claramente Julianna termino arreglando el intento de jarrón que había hecho Toto.

La última cita que habían tenido los tres era una pequeña carrera de karting. Por unos momentos Jack y Toto habían olvidado que iban a competir con una piloto de Fórmula Uno, que parecía tener a veces la realidad alterada. Jack al principio se había quejado por quedar de último, pero Julianna y Toto lo habían consolado y ofrecido a ir por un postre.

Ahora estaban en Reino Unido, con la gran carrera de Silverstone el domingo siguiente.

Bakú y Canadá habían sido dominados por Red Bull.

Mercedes por su parte, intentaba arreglar los fallos de su monoplaza que parecían jamás desaparecer.
Toto empezaba odiar el carro, debían empezar a posicionarse en mejores lugares si deseaban pelear el campeonato.

Pero Max y su Julianna no se lo estaban poniendo fácil.

—¿No tendrías que estar con tu equipo? —pregunto Toto.

Julianna estaba tranquila recostada sobre el sofá del motor home de Mercedes, con Gossip girls de fondo.

—¿Quieres que me vaya? —lo observo indignada ella.

—¡No! —nego con rápidez él—. Pero estás muy tranquila.

—Sólo son las prácticas —le resta importancia Julianna—. Además el monoplaza va bien, bastante bien —sonríe ella.

Toto deseaba que fuera lo mismo para su escuderia.

—Sí sigues frunciendo el ceño te van a salir arrugas —tararea Julianna.

Toto bufo y se tapo el rostro con sus palmas.

¿Así se debía sentir Horner cuando Red Bull tenía problemas?

Probablemente.

Julianna pauso su serie y camino hacia Toto, vacilo un poco pero termino sentandose en su regazo y luego darle un beso en la frente.

—En Montreal les fue mejor —intenta animarlo Julianna.

—En Bakú, Lewis casi termina sin espaldas —Toto odiaba el rebote del monoplaza.

—Aún tienen más carreras, chéri.

Escuchar a Julianna hablar francés y más decirle ese apodo que le había gustado desde hace unos días, mejoraba un poco el ánimo del hombre.

Electric Touch ──𝗧𝗼𝘁𝗼 𝗪𝗼𝗹𝗳𝗳 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora