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Los rayos del sol se colaron a la habitación de los futuros esposos. Toto fue el primero en darse cuenta de eso, tenía a Julianna recostada sobre su pecho y con el cabello esparcido sobre toda la almohada.

A el austriaco le gustaba su vista mañanera.

Los dos habían regresado de la playa ya en el anochecer, ambos niños ya estaban dormidos y ahora les darían la sorpresa.

—Torger, apaga la luz —se quejo Julianna adormitada.

—No puedo apagar el sol, mi amor —jugueteo Toto.

Julianna frunció el ceño y abrió un ojo para ver. Maldijo internamente por no haber colocado bien las cortinas.

—¿Qué hora es? —bufo la francesa.

—Apenas son las 9, todavía falta para que los niños se levanten —Toto le dio una acaricia a su cintura—. Podemos...

—No, no quiero ser bambi.

El mayor se carcajeo fuertemente, ganándose un pequeño golpe al pecho de parte de Julianna.

Liebe... —hizo un puchero él.

—Quiero dormir.

—¿No íbamos a hacer el desayuno juntos?

Julianna alzó una ceja, los dotes culinarios en la cocina de Torger a veces no eran los mejores.

—Pero quiero una siesta en la tarde —advirtió Julianna dándole un beso en la mejilla y luego estirarse.

—Bien... —accedió Toto.

La francesa sonrió y se coloco su bata para ir a directo al baño e ir a tomar una ducha.

—¿Te puedo acompañar? —pregunto con inocencia Toto.

—¡Torger!

—¿Qué? Es tu culpa, tengo Evangelitis.

Julianna rodo los ojos, pero termino accediendo. Toto la alcanzó con una sonrisa de oreja a oreja.


[...]


—¡Buenos días, mami!

Jack como era de costumbre fue el primero en bajar, ya se había cambiado y colocado su ropa veraniega.

—Buenos días, cielo —Julianna le dio un beso en la frente.

Toto se aclaro la garganta mientras arreglaba el bowl que él había preparado.

—Ah, ¡Buenos días papá! —sonrio con diversión Jack.

Cuando Toto contestó, unos pasos rápido se escucharon bajar por la escalera. James a diferencia de Jack, parecía solo haberse cepillado y lavado la cara, su pijama de cuadros seguían aún puesta.

—Buenos tía Ev —dijo suavemente él—. Buenos días, Toto.

El austriaco sonrió agradecido al notar como su sobrino si se recordaba de su presencia. No tardo en ofrecerle de los waffles que habían hecho y la fruta.

Julianna y Jack se observaron entre ellos.

Toto también quería ser el favorito de alguien.

—Siempre comemos waffles por algo especial —tarareo Jack—. ¿Qué vamos a hacer hoy?

James se sentó a su lado y observo a la pareja con interés.

—Bueno... —la mano de Toto su mano coloco sobre la rodilla de Julianna—. Torger y yo...

—¿¡Se van a casar!? —los dos niños preguntaron sincronizados.

Julianna y Toto sonrieron ampliamente.

Electric Touch ──𝗧𝗼𝘁𝗼 𝗪𝗼𝗹𝗳𝗳 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora