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Julianna se sentía frustrada.

¿O era decepción mezclada con tristeza?

Había ganado el Gran Premio de Barcelona, había logrado bajar un poco el ego de Max y todo sin mucho problema.

Jack la había felicitado brevemente, Toto... Toto estaba extraño.

Ahora era Julianna y no Evangeline.

La había felicitado, sí, pero la había sentido un poco cortante.

Odiaba sentirse así, sentir que la gente se alejaba lentamente de ella.

Pero Julianna se repetía que probablemente el hombre se sentía mal por no haber quedado en el podio con su equipo.

Julianna había usado la excusa de mandarle una selfie graciosa que Jack se había tomado en su celular a Toto.

Él no respondió el mensaje, simplemente reacciono con un corazón a la foto.

Ella volvió a repetirse que probablemente estaba ocupado en algo. Con Mónaco a la vuelta de la esquina, la mayoría de las escuderias estaban reforzando sus estrategias y reparando fallos.

—Tierra llamando a Lia...

La voz de Checo hizo que Julianna dejará de divagar en su mente.

—Perdón, ¿qué decías? —sonrió de lado ella.

Checo frunció el ceño y la observo detalladamente.

—Estás rara desde hace días...

Cuatro días que la mente de Julianna estaba volviendo un caos.

Ella odiaba el caos.

Una parte de ella había aprendido en buscar un rincón que la mantuviera segura, mientras su alrededor no lo estaba.

—No estoy rara, es solo que Mónaco me trae recuerdos —se excuso Julianna.

Y Checo pareció creerle.

Mónaco si le traía recuerdos, de todo tipo. Pero ahora parecían no importarle mucho.

O eso creía ella.

—¿Mónaco o Moretti?

—¿Qué tiene que ver Nick acá? —responde con duda Julianna.

—Se la está pasando pegado a tí, como una garrapata —bufa Checo—. La única pulguita que aceptamos es Jackaroo.

Extrañaba las ocurrencias de Jack un poco.

—¿Qué están diciendo de Jackaroo?

Max aparece con Penelope de la mano, la cual cuando ve a Julianna corre hacía ella.

—¡Lia! —grita emocionada.

Julianna no duda en abrazarla con suavidad.

—Maxie dijo que no estabas cuando le pregunte por tí —lo acusa la niña.

—Sí te decía que Lia estaba, pasarías más tiempo hablando de ella, P —se excusa el Neerlandés.

—Lia es genial —se encoje de hombros Julianna—. ¡Traje materiales para pintar!

—No, P. Te vas a robar a Lia —se queja Max siendo apoyado de Checo.

—Todos los niños nos quieren robar a Lia —dice Checo pensativo.

—Pero si solo soy yo —responde confundida Penelope—. ¿¡Ya me cambiaste, Lia!?

Julianna le da una mala mirada a Checo por su bocota.

Electric Touch ──𝗧𝗼𝘁𝗼 𝗪𝗼𝗹𝗳𝗳 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora