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Jack, James y Madeleine estaban en la sala de espera, los tres estaban con las piernas cruzadas y el semblante neutro. Julianna los había dejado ahí hace unos minutos.

Iban a ver el vestido de novias.

—¿Por qué se tardan tanto? —se quejo Jack.

El niño había escuchado como Julianna se la pasaba en llamadas con Mathilde para terminar de afinar diseños.

—Tiene que terminar de ajustarle el vestido, monito —explicó Madeleine esperando que la puerta finalmente se abriera.

Jack soltó un suspiro dramatico.

—Tía Maddie, ¿ya te dijeron de la apuesta? —curoseo James.

La británica observo con curiosidad y atención a sus sobrinos.

—¿Cuál apues...?

Una trabajadora de Dior entró y les pidió que cerraran los ojos como había pedido Julianna.

El trío los cerró de golpe sonriente.

—¡No sean tramposos! —se escucho a lo lejos la voz de Julianna.

—¡Ya muévete Line, queremos verte! —dijo Madeleine.

Se escucho como la puerta se volvía a cerrar y el sonido de los zapatos de Julianna chocar contra el suelo.

—Ya puede ver.

Los dos niños y Madeleine gritaron emocionados.

—¡Me voy a desmayar!

—¡El tío Toto se va a desmayar!

James y Madeleine empezaron a parlotear, logrando que Julianna sonriera con ternura hasta que noto que Jack estaba llorando.

—¿Cielo? —lo llamo la francesa con suavidad.

Los mayores se callaron al notar como Jack lloraba y abrazaba a Julianna por la cintura.

—¿No te gustó? —pregunto Julianna agachadose a la altura del niño.

Pero Jack seguía sollozando sin soltar a la francesa e intento no manchar el vestido.

Madeleine vacilo un poco observando a su sobrino mayor.

A pesar que Julianna no le pidió nada, supo que era momento para ambos Wolff.

—¿Vamos por agua, Jamie? —se excuso ella.

—¡Sí! De la emoción se me seco la garganta —se excuso el también.

Tía y sobrino los dejaron solos mientras iban jugueteando entre ellos. Eran los primeros en ver el vestido de novia de Julianna, los demás pilotos se retorcerian de celos.

—No lo manche, lo prometo —mumuro Jack limpiándose con la manos las lágrimas.

Julianna nego con la cabeza y le ayudo a retirarse las pequeñas lágrimas con delicadeza.

—Lo sé, cielo —sonrió ella dándole un beso en el cabello—. ¿Te sientes mejor?

Jack asintio colocando sus manos atrás de su espalda.

—No quería llorar...

—Está bien que llores, cielo. No tiene nada de malo —Jack la volvió a abrazar.

—Es que... —el niño dudo—. Te ves muy bonita.

El corazón de pollo de Julianna se hizo pequeño.

—¡Vas a ser mi mamá oficial! —agrego sonriente—. Papá va a llorar cuando te vea —dijo entre risas.

Ambos Wolff no soportarían ver a la francesa vestida como una princesa.

Electric Touch ──𝗧𝗼𝘁𝗼 𝗪𝗼𝗹𝗳𝗳 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora