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Por primera vez ir a Mónaco no afectaba a Julianna, hace diez meses ella había aterrizado en el país con ganas de salir huyendo cuando se le diera la oportunidad, enojada porque Toto la había estado ignorando y un poco feliz por haber ganado el segundo lugar en la carrera.

Ahora ella no quería salir huyendo, Toto y ella ya estaban por cumplir un año de su relación y si todo salía bien ella ganaría Mónaco.

—Puedo darte una foto, mi amor —dijo con descaro Toto.

Mercedes estaba celebrando sus 130 años dentro del automovilismo, y alguien tuvo la idea de regresar a la ropa de los años 50.

Julianna jamás había pensado en que vería a Toto utilizando tirantes.

Mientras en Mónaco iba a lucir adorable, en Miami el austriaco estuvo coqueto e hizo gritar de emoción a varios fanáticos.

¡Les había guiñado el ojo con ella al lado!

George fue el que más disfruto observar como Julianna intentaba no hacer muecas o darle un pellizcon a Toto.

—Daselas a tus admiradoras —dijo con simpleza Julianna.

Toto se rio mientras tomaba su corbata.

—Mi amor, eso fue casi hace un mes —sonrió con inocencia él.

Pero Julianna tenía buena memoria.

—Puedo pedirle a Margaret que regale fotos tuyas con tu autógrafo —la comunnity manager de Mercedes amaba a Julianna y sus ideas.

—¿Estás celosa, liebe?

¿Ella celosa?

¡Ja!

—No digas tonterías, Torger —bufo Julianna—. Y te estas colocando mal la corbata.

Toto nego con diversión.

—Siempre la hago así, Evangeline.

—No, lo estás haciendo mal —Julianna le aparto las manos con cuidado y le arreglo la corbata—. Así esta mejor.

Toto se observo en el espejo, lucia igual..

¿Pero quién era él para llevarle la contraria a su hermosa y celosa novia?

—¡Mami, ayuda!

Jack apareció con un pequeño corbatin en la mano y el cabello hecho un caos.

—Cielo, ¿estuviste jugando con mi Dyson? —frunció el ceño Julianna.

Una noche, Julianna se estaba arreglando el cabello para ir a cenar con Jack y Toto. El niño había llegado pidiéndole ayuda para darle forma a su cabello.

—¡Luce como un nido de pájaros, mami! —habían sido sus palabras.

El cabello de Jack era liso pero se enredada con facilidad. Así que a pedido de él, Julianna lo termino estilizando y ondulado levemente.

—Tal vez... pero no me queda como tú me lo dejas —admitió Jack jugando con el corbatin.

—Te vas a quedar calvo si juegas con la Dyson de Evangeline, hijo —dijo Toto.

Jack dio un grito ahogado y Julianna le dio un empujón al mayor.

—¡No me quiero quedar calvo!

Toto se carcajeo y Julianna intento no hacerlo.

Ahora Jack tendría el trauma de quedarse calvo y Toto de tener un mechon completo de canas.

[...]

Electric Touch ──𝗧𝗼𝘁𝗼 𝗪𝗼𝗹𝗳𝗳 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora